Economía en sentido contrario: Banamex
Política Al Margen
*Breve Repaso de Marina y la 4T en Baja California
Argonmexico / Todos saben quién fue… Este 23 de marzo de 2024 se cumplen 30 años del magnicidio que sesgó a la vida institucional de México. En punto de las 17:12 horas (hora del Pacífico),19:12 horas (hora de la capital del país), el candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, sufrió un atentado al concluir un mitin proselitista en Lomas Taurinas, Tijuana. Horas después se anunció su muerte.
Posteriormente, más allá del supuesto “asesino solitario” que abanderaron ministeriales y policías, o de la teoría que en alguna etapa de las investigaciones personal de la Procuraduría General de la República consideró como un “complot” para cometer el asesinato del entonces candidato presidencial del PRI; Mario Aburto Martínez es el único acusado y enjuiciado que sigue en la cárcel.
En tanto, de forma paulatina durante los días subsecuentes, semanas, meses y hasta años una estela de muertes se registró en Tijuana, Baja California, como en distintas entidades del país. Se sabe que el haber estado en el lugar y hora en Lomas Taurinas, o que pudieron estar vinculados al magnicidio, costó la vida a periodistas, políticos, y a elementos de seguridad pública y privada.
El 29 de enero de 2024, el alcalde de Monterrey Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del hombre de Magdalena de Kino asesinado casi tres décadas atrás, solicitó al presidente Andrés Manuel López Obrador que perdonara a Mario Aburto Martínez, sentenciado a 45 años de prisión, por el homicidio de su padre.
«Apelando a la compasión del presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto. Que lo indulte, que ponga un carpetazo final a este asunto que permita que tanto mi familia como México sanemos e iniciemos un camino hacia la reconciliación desde el perdón, pero sobre todo a través del respeto a dejar esto ya en manos de otra justicia, porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es vuelta a la página».
Al día siguiente, durante la conferencia de prensa “mañanera”, el presidente Andrés Manuel López Obrador puso en claro su negativa a indultar a Mario Aburto. Previno: pese a ser consciente de la tragedia que sufrió la familia de Colosio, se trata de un asunto de Estado que no puede ser pasado por alto.
“Aprovecho para contestarle al hijo de Luis Donaldo Colosio que me pide que yo indulte. Quiero contestar que no puedo hacerlo. Sé que ya no quieren, sus familiares, saber nada de esto, que fue terrible, pero se trata, repito, de un asunto de Estado y que yo quiero que en lo que a mí corresponde, no se deje de investigar. Yo no voy a dar un carpetazo a un asunto así”.
El mandatario expresó su convicción de que ningún crimen debe quedar impune, pero en este caso, se trata de un asunto de Estado y de la estabilidad política del país. Afirmó que no tiene intención de utilizar esta situación con propósitos políticos, y que la investigación continuará sin darle un «carpetazo» al caso. Como sea, todo indica que esa madeja nunca será desenredada…
Y ya que andamos por Tijuana… Hablemos de la meteórica carrera política de Marina del Pilar Ávila Olmeda. En menos de cinco años pasó de buscar sus primeros puestos de elección popular (cuando en 2016 perdió su primera elección), a luego convertirse en la primera mujer gobernadora de Baja California.
Se inició en el servicio público en 2012 al ocupar un puesto de poco significado en la Secretaría de Gobernación (Segob), último año del sexenio del panista Felipe Calderón Hinojosa quien, por cierto, fue padrino de primeras nupcias de Carlos Alberto Torres Torres, su esposo desde septiembre de 2021 cuando ella ya era gobernadora electa.
Tres años después, en 2015, se afilió al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuyo presidente nacional era Andrés Manuel López Obrador y la coordinación estatal en Baja California estaba a cargo de Jaime Bonilla Valdez, quienes la nombraron en 2016 coordinadora de organización del partido.
Para 2018 le dieron la candidatura a una diputación federal, y la vorágine lopezobradorista de la 4T nacional, junto a la intensa labor de zapa popular que encabezó en Baja California Jaime Bonilla como aspirante a senador, la condujeron al triunfo comicial. Pero un año le bastó para dejar la curul, porque se hizo candidata a la Presidencia Municipal de Mexicali, y volvió a disfrutar de la victoria.
Y tras 15 meses, siempre bajo la coalición formada por Morena, Partido del Trabajo y otro partido, dejó de nueva cuenta incompleto su tiempo en el cargo del Ayuntamiento, para esta vez ir en busca de la gubernatura, a donde llegó el 1 de noviembre de 2021 con la idea de regresar privilegios a quienes se beneficiaron de las tres décadas de haber detentado el poder estatal (1989-2019).
Cuando Jaime Bonilla Valdez, en sus dos años de gobierno, obligó a grandes empresas a pagar lo que debían en servicios como el consumo de agua; Marina del Pilar inició su mandato cancelándoles las obligaciones, les condonaba los adeudos por el vital líquido, pero se los aumentaba a las clases populares.
Al tiempo de que sus funcionarios emprendían una cacería de brujas en contra de quienes ocuparon un cargo con su antecesor, aunque hubiesen sido quienes fundaron Morena en Baja California e impulsaron la afiliación de su militancia, por cuyos efectos le dieron el triunfo a ella en sus encargos. Mientras que la entidad se ubica ya en los primeros lugares en materia de homicidios e inseguridad.
El gobierno de Marina del Pilar “La Viajera” (así conocida por sus incontables visitas a todos los países que ha podido a bordo del avión estatal), igualmente se lanzó con todo su poder en contra de taxistas, de vecinos de colonias populares o de asentamientos irregulares, como de comerciantes de tianguis o de condición económica endeble.
Sí, en tanto que la señora Ávila Olmeda ha optado por marcar su distancia de las clases menos favorecidas; constantemente muestra que lo único que le interesa es aparecer en la primera fila de los grandes espectáculos donde sea, con cantantes prominentes. Y a tiktokear o a usar sus cuentas en redes sociales para que la gente sepa de sus gustos.
Bajo ese lamentable panorama, desde todos los rincones de la Baja California, sea Ensenada o Rosarito, Tecate o San Quintín, San Felipe, Mexicali o la creciente y boyante Tijuana, el rescate para la 4T de los afectados por el desdén oficial que impulsa con su desgobierno Marina del Pilar, lo tomó Jaime Bonilla.
Senador de la República desde el 1 de septiembre de 2018, con su licencia para ocupar primero la Coordinación de los programas de Bienestar en el estado, y luego competir y triunfar en las urnas para dejar atrás 30 años de gobiernos azules; con su retorno al escaño en marzo de 2022, Bonilla Valdez anda en campaña para continuar ocupando un asiento en la Cámara alta.
Con la bandera del Partido del Trabajo, porque en 2023 renunció a Morena, partido ahora comandado por panistas bajacalifornianos, Jaime Bonilla por ahí anda –como plantea AMLO–, tocando de puerta en puerta, platicando con la gente. Escuchando de sus necesidades y de sus reclamos. Lo mismo se le ve en los mercados públicos que en las colonias populares.
Esta vez, dice, no vamos a dejar que el voto de castigo a una mala gobernante surgida por el apoyo de la Cuarta Transformación, tire por la borda todo el trabajo que hicimos durante años para sacar del gobierno a quienes sólo se aprovecharon del cargo y del erario. “Debemos evitar que esos miles de votos se pierdan. Los rescataremos para la 4T, porque el PT es la cuatrote…”
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