Ignacio Ovalle: ningún cargo público, pero sí protección
OAXACA, Oax., 30 de septiembre de 2017.- Si tuviéramos que proponer una mesa de análisis sobre el combate a la corrupción, más de uno estaría dispuesto a tomar la palabra, alzar la voz o quizá, ejemplificar los números casos de la realidad y las circunstancias propias del día, día.
Partidos políticos seguramente los primeros en encabezar las listas, desde instituciones de seguridad pública hasta de transporte, desde autoridades municipales hasta los más altos niveles de la administración estatal o federal, no menos importante líderes político-sociales que acompañan los discursos de campaña y resultan intolerantes ante una realidad que los señala como responsables.
Lo cierto es que el término “corrupción” sobrepasó nuestra capacidad de asombro, se convirtió en cotidianidad y concilió una realidad que lacera más allá de la economía o el desarrollo de nuestro estado, la “EDUCACIÓN”.
La semana pasada, la Fiscalía Especializada en Materia de Combate a la Corrupción, presentó ante el Poder Judicial a ex funcionarios por el delito de peculado en agravio de la administración pública, un referente para la política interna y de lo que se considera, la verdadera “impartición de justicia” en Oaxaca.
Sí, hablamos de recobrar el sentido de autoridad y la confianza de la ciudadanía, atacar de frente y sin prejuicio alguno la corrupción a partir de resultados, no de discurso, sancionar responsables, conseguir la reparación del daño y combatir un cáncer que durante años sirvió para mantener en opacidad el desarrollo de las y los oaxaqueños.
Que nadie se equivoque, el combate a la corrupción no representa solo antecedentes, conduce realidades sin importar periodo alguno, conlleva entonces, tomar en cuenta lo antes mencionado, principalmente para el funcionario en turno.
Combatir la corrupción requiere algo más que iniciativa, demanda autonomía y presupuesto, pero sobre todas las cosas, de una legislación que sancione sin miedo alguno a los responsables del inadecuado manejo de recursos públicos en aras de consolidar un verdadero sistema anticorrupción en Oaxaca.
Finalmente, los esfuerzos jamás serán en vano, combatir la corrupción demanda voluntad de todas y todos, va más allá de la denuncia, requiere de los valores que persistan en casa, de la comunicación entre sociedad- gobierno y la visión de autoridades gubernamentales por mejorar las condiciones sociales en nuestro país.