Respuesta a la violencia e inseguridad
Contrafilo
“Ande, Ande…denuncie a los funcionarios corruptos y luego a ver quién nos gobierna”
Las palabras sabias de Juan Pueblo parecieran retumbar en el oído sordo de quién sabe quién, luego de que el presidente Andrés Manuel López Obrador arremetiera contra la corrupción, el racismo, el clasismo.
Miles de capitalinos se habían reunido en la plancha del zócalo, en la capital, para celebrar el 212 aniversario de la Independencia nacional y por supuesto, para externar su honor al estar con Obrador.
La noche del 15 de septiembre el “grito” del cura de Dolores fue ampliado por el presidente de México años después.
No solo eso.
Su gobierno sustituyó el color rojo de la bandera mexicana por un tono vinotinto (parecido al que identifica al partido gobernante) en un pendón del balcón central de Palacio Nacional, desde donde arengaba.
En un marco de luces y fuegos artificiales, el hecho pareció desapercibido; sin embargo, podría estar relacionado con la sustitución de los colores verde y rojo por un tono guinda dos días antes, durante el homenaje a los Niños Héroes en Tepic Nayarit o podría estar ligado también a lo sucedido en Morelia, Michoacán.
Pintar la bandera mexicana con el color morenista y sustituir el escudo nacional por un águila imperial no es casualidad; por el contrario, se trata de una clara intención de vino tintear al país entero.
· En Palacio Nacional un pendón del balcón central que debió ser rojo apareció aguindado.
· En Tepic, Nayarit, el gobernador sustituyó el verde y rojo de la bandera por el color de su partido.
· En Morelia, Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla eliminó el escudo nacional para dar paso al águila imperial.
· En la CDMX, Claudia Sheinbaum también prefirió el águila imperial para sus adornos patrios.
· Vehículos, ropa y utensilios de trabajadores federales son de tono morenista.
· Distintivos y gafetes de la policía nacional van por el mismo camino.
Le cuento que en 1821 nació la bandera en franjas verde, blanco y rojo diagonales. El verde representa la independencia y el rojo, la igualdad.
En 1823, el Congreso conservó los colores, quitó al águila la corona imperial y agregó ramas de laurel y encino.
Benito Juárez identificó al verde como esperanza; blanco era unidad y rojo, “la sangre de los héroes nacionales”.
Porfirio Díaz ordenó que el águila se representara “de frente con las alas desplegadas”.
Venustiano Carranza dispuso que el águila se representara de perfil izquierdo, “posada sobre un nopal que brota de una roca rodeada de agua y adornada en la parte de abajo con ramas de encino y laurel”.
Hace casi medio siglo se expidieron leyes sobre el Escudo, la Bandera y el Himno nacionales.
La bandera mexicana no es una réplica de la bandera de Italia.
Tampoco son los colores del PRI, como argumentaba un funcionario nayarita tratando de justificar su estupidez tras sustituir el verde y rojo por un guinda amoratado.
El rojo de la bandera nacional y el “rojo” que aparece en el balcón central de Palacio Nacional no son el mismo Pantone.
¿Será que en algún momento la banda presidencial cambie la franja superior por un guinda-morado como en Nayarit o, como dicen por ahí, por un “rojo quemado”?
¿Para qué destruir lo construido con tanto esfuerzo???
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