![](https://oaxaca.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/02/cristinap-107x70.jpg)
Publica Planeta el libro Mar de historias de Cristina Pacheco
OAXACA, Oax. 21 de marzo de 2022.- Es una chingona y lo dice: “Hay que creérnoslo”.
Hoy, menciona con orgullo, esa niña que nunca pudo comprar un libro tiene su propio libro.
Es Eufrosina Cruz Mendoza, una mujer al que el mundo conoció por su lucha incesante por los derechos de las mujeres.
Hace 15 años, Santa María Quiegolani, una comunidad gobernada por hombres la insultó, le quitó su derecho de participar en política.
Pero le salieron alas y hoy le permiten volar, tan alto que es una de las mujeres más influyentes, al lado de Michelle Obama, por ejemplo.
En una conversación que deja siempre muchos temas pendientes, Eufrosina, “la china” como le dicen en Quiegolani, narra con emoción que el primer tiraje de 5 mil ejemplares de su libro Los sueños de la niña de la montaña ya se agotó.
Sencilla, abierta, sin poses, comenta que la publicación del libro, que le llevó dos años escribir, tiene cuatro objetivos esenciales: provocar el cambio en la sociedad, motivar a las niñas sobre todo de comunidades indígenas, perdonar y perdonarse y crear un fondo para los hijos de víctimas de feminicidio.
“Nadie va a construir tu sueño, tienes que salir a buscarlo, crearlo y creer en ti”, comentó con la periodista Lupita Thomas en entrevista con Quadratín.
También habló de su padre, quien murió hace tres años y con quien pudo tres años antes superar el resentimiento. “Entendí el amor de mi padre, el amor en silencio de mi mamá”.
Y algo que deja en claro, tanto en el texto como para sí misma: “tu origen no define tu destino”.
Precisamente, agregó, convoco a la sociedad a reaprender a vernos “las mujeres, los pueblos indígenas, no somos grupos vulnerables, no somos los jodidos, eso tiene que cambiar”.
Muchos de sus sueños se han cumplido, pero faltan más “porque la vida misma es un sueño”.
Ahora, con las regalías de este libro, buscará crear un fondo de apoyo para las y los hijos de las víctimas de feminicidios, algo en lo que el Estado no ha puesto atención.
Seguirá en su tarea porque los matrimonios forzados sean erradicados, ya como diputada federal presentó una iniciativa al respecto, pero lo importante “es que cambiemos la mentalidad, mientras creamos que eso es un uso y costumbre y no un delito, seguirán y no quiero nunca más escuchar que una niña de 12 años fue casada a la fuerza”.
Agradece a las comunidades y a las mujeres de su comunidad el acompañamiento en sus retos, sin embargo, menciona que también hay momentos que ha tenido que enfrentar sola sus circunstancias.
La muerte de su padre, la muerte de su mejor amiga, el cáncer y la discriminación son lecciones dolorosas que la han forjado.
Ha roto paradigmas y sabe que aún puede hacer más, pero ver en la cancha a mujeres de Quiegolani jugar un partido de basquetbol o sirviendo a su comunidad en el cabildo, no tiene comparación, y siempre vuelve “porque ahí vive mi madre, mis hermanos y trato de que Diego –su hijo–, regrese.
Con gratitud menciona que el libro es su historia, y evoca recuerdo bellos de la infancia como el olor bonito de su maestro Joaquín: “cuando tu mundo ha sido adverso, el poder de la mente te permite construir tus propias posibilidades, empiezas a mirar eso que no tienes y se vuelve una aspiración, ahí fue donde esa niña de la montaña comenzó a soñar”.