Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax.,19 de febrero de 2017.- En alguna ocasión el gobernador José Murat expresó que el éxito o el fracaso de las elecciones en Oaxaca se miden por el número de conflictos y el número de muertos. Si hacemos tal vinculación en las recientes elecciones tendremos que concluir que la calidad de nuestras elecciones ha sido un fracaso por los muertos y el número de conflictos desatados.
El gobernador Diódoro Carrasco comentaba que después de las elecciones de 1986 el gobernador Heladio Ramírez López le dedicó un año de su gestión para resolver los conflictos electorales y dedicarle poco tiempo al desarrollo del Estado. En aquél tiempo era el gobierno el responsable de la organización de las elecciones, por tanto, se pensaba que no podía ser imparcial en sus decisiones. Se tomó la decisión de separar de la organización de estas elecciones al gobierno y entregarla en manos ciudadanas, este importante paso se logra con la Reforma Electoral de 1994—1995 en nuestro Estado.
La entrega de la organización de las elecciones en manos ciudadanas surte efectos positivos durante el lapso de 1995 al 2002. El número de conflictos y de muertos se reduce al mínimo, los principales partidos opositores al PRI duplican sus triunfos electorales en los municipios y aumentan su presencia en la Cámara de Diputados obteniendo triunfos en los distritos de mayoría; la autoridad electoral obtiene el reconocimiento del gobierno y de los partidos en competencia, pero además se logra el reconocimiento autonómico de los pueblos indígenas para nombrar libremente a sus autoridades sin la intervención de los partidos políticos y el gobierno, obteniendo mayor estabilidad en las elecciones.
La clave del asunto fue que la autoridad electoral se apegara a la ley, fuese imparcial e independiente de cualquier poder o centro de poder. Su respeto por la autodeterminación de los pueblos indígenas fue central para evitar posibles conflictos. Los conflictos municipales que brotaron fuero a causa de que hubo partidos que no estuvieron de acuerdo por la definición de régimen y no por el proceso de elección, tales fueron los casos de Mazatlán Villa de Flores, San Sebastián Tutla o Guevea de Humboldt. La estabilidad del régimen político oaxaqueño fue ejemplar a pesar de la presencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en tierras chiapanecas.
La competencia electoral había presencia en tierras oaxaqueñas, la alternancia en los municipios era ya una realidad, los pueblos indígenas ejercitan su derecho de nombrar libremente a sus autoridades, la autoridad electoral interviene, a petición de parte, para mediar los conflictos que se suscitan buscando la paz y armonía social con clara imparcialidad en relación con las partes, pero con clara parcialidad a favor de los pueblos indígenas.
Esta ruta de imparcialidad y apego a la legalidad y justicia electoral no es apreciada por una parte del estamento gobernante, que ven en peligro sus privilegios e intereses; los partidos de oposición como el PRD y el PAN creen que tienen posibilidades reales de acceder al poder político oaxaqueño, es decir, la gubernatura, las presidencias municipales y el control de los municipios y comunidades indígenas. Así, reforman las leyes electorales para poder controlar a la autoridad electoral, tanto el Instituto Electoral como al Tribunal Electoral de Oaxaca.
Aparece la integración de las autoridades por cuotas de los partidos PRI, PAN y PRD, llegando al grado de un reparto sólo entre PAN y el PRD durante el gobierno de Gabino Cué Monteagudo, dejaron al partido mayoritario fuera del reparto. Las autoridades electorales se volvieron serviles al gobierno en turno y a sus partidos políticos, por ende, la organización de las elecciones fue parcial a los intereses de quienes integraron a las autoridades electorales, la inestabilidad y los conflictos no tardaron en regresar y también los muertos, como los 10 de Choapam y los 8 de San Juan Cotzocón.
Los partidos representados en el Congreso Nacional observaron que este fenómeno de entrega de los órganos electorales en manos de los gobiernos en turno no era sana, por desigual y arbitraria. Queriendo encontrar la solución, se propuso que fuese el Consejo General del Instituto Nacional Electoral y la Cámara de Senadores los que designaran mediante examen a los integrantes de los Consejos Locales y Tribunales Electorales de los Estados. El examen no fue suficiente para evitar la intervención de los principales partidos en la designación de consejeros y magistrados electorales, Oaxaca no fue la excepción.
Tantos consejeros electorales como magistrados electorales de Oaxaca respondieron a los tres principales partidos designados desde la ciudad de México, por tanto, no garantizaron imparcialidad, independencia y autonomía en sus decisiones. De nuevo los conflictos y los muertos vuelven por sus fueros. Los actores de los conflictos son los consejeros, los magistrados, los partidos políticos, las organizaciones sociales, los empresarios de la construcción, diversas instancias de gobierno y organismos civiles, todos inmiscuidos por diversos intereses a causa de un solo factor: la falta de imparcialidad en el manejo de las elecciones y la falta de firmeza de las autoridades en la defensa de la autonomía de los pueblos indígenas, San Pedro Mártir, Guelache, Tutla, Ixtlán, San Juan Mazatlán, Atzompa, son tan sólo ejemplos de manifestación de las decisiones parciales de las autoridades electorales.
Por ejemplo, la elección en San Juan Mazatlán, es uno de los casos de intervención de personas que deben ser ajenas a la comunidad, diputados, una Secretaria de Estado, líderes regionales, se disputan el control de este municipio, según la información que disponemos, la elección se desarrolló bajo un clima de estabilidad y paz social, la contienda electoral se llevó a cabo entre dos candidatos únicamente, el Contador Macario Eleuterio Jiménez apadrinado por Sofía Castro actual Secretaria de Asuntos Indígenas y José Medina actual diputado local; por otra parte, el campesino Silverio Bautista Reyes, apoyado por su paisano mixe Jesús Madrid, don Silverio gana la elección, apoyado por mujeres y agencias. Hay que decir que la participación de las agencias volvió la elección una competencia cuando no lo era, pues predominaba el sistema de méritos, cargos y escalafón. Los conflictos pues se deben a los supuestos democratizadores de los pueblos indígenas.
El IEEPCO después de un análisis dio por válida la elección en San Juan Mazatlán, entregando la constancia de mayoría al presidente electo Silverio Bautista Reyes el 23 de diciembre de 2016, como respuesta Macario Eleuterio perdedor de la elección mandó a bloquear todos los accesos al municipio para impedir que se llevara a cabo la toma de protesta por parte del Presidente y cabildo electo.
En este contexto, el pasado 3 de febrero el Tribunal Electoral, con argumentos endebles, declaró inválida la elección en San Juan Mazatlán, aun así Macario Eleuterio no conforme con lograr su cometido de invalidar la elección y desestabilizar al municipio, se atrevió a venir a protestar a la ciudad de Oaxaca, creando caos vial e inconformidad social, culpando a personajes políticos del clima de incertidumbre que vive San Juan Mazatlán. San Juan Mazatlán no es más que una víctima de malas leyes, malas autoridades y malos políticos, la maldad en este caso es el deseo insaciable de poder de algunas personas.