Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de octubre de 2018.- En la iniciativa de reforma de la administración pública que presentó Morena en la Cámara hay algunas claves para entender la profundidad del problema de la inseguridad y encontrar también algunos indicios de por qué podría fracasar.
El punto central radica en el uso de la categoría de seguridad interior que el gobierno de Peña Nieto elevó a prioridad con una ley reglamentaria de la fracción 6 del 89 Constitucional que confiere al presidente de la república la facultad exclusiva de garantizar la seguridad nacional y la seguridad interior a través de las fuerzas armadas.
En la explicación de la reforma se establecen dos instituciones para la seguridad interior: Gobernación y Seguridad y Protección Ciudadana.
A ello se debe agregar el compromiso del presidente de la república de reunirse todas las mañanas con ambas dependencias y además las Secretarias de Defensa y Marina y otras instituciones con funciones afines a la seguridad.
Todo este aparato de seguridad tendrá la función de relacionar seguridad con desarrollo, bajo la conducción del presidente.
Sin embargo, haría falta un organismo más operativo: un Consejo de Seguridad Interior que pueda coordinar funciones y programas.
En los EU funciona el Consejo de Seguridad Nacional porque la prioridad es la vigencia del imperio.
A todo el aparato del ejecutivo le faltarían dos representaciones: la Conferencia Nacional de Gobernadores y la Asociación de Alcaldes, en cuyos territorios ocurren los eventos de inseguridad y cuyos miembros suelen endosarle al ejecutivo federal toda la responsabilidad de los sucesos de inseguridad, a pesar de que muchos de ellos tienen que ver con incompetencias estatales y municipales y más cuando el proyecto presidencial dividirá al país en 265 regiones de seguridad que invadirán funciones locales.
Un Consejo de Seguridad Interior impediría a los funcionarios depender de la presencia del presidente de la república, que suele ser inhibidora en lugar de potenciadora.
Y ahí, y no en la Secretaría de Seguridad, debiera estar un organismo de inteligencia criminal que coordine la captación y procesamiento de la información referida a la seguridad interior.
De la estructura de seguridad dependerá si hay avances o retrocesos.
Barandilla
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh