Recaudación tributaria creció 5.3% en el tercer trimestre de 2024
Por la Dra. Beatriz Corona Figueroa, Profesora-Investigadora de la UAG
Despiertas con cierto aturdimiento, en forma natural, pero percibes oscuridad en el ambiente, la cual contrasta con tu reloj, que, de algún modo te recuerda que perdiste una hora de tu vida, que en algún punto de la madrugada algo ocurrió para que, sin sentir haber dormido tanto, parece que ahora te estás levantando más tarde. Todo ese día experimentas algo de cansancio, de calor, de confusión, de aturdimiento e incluso un poco de dolor de cabeza.
Esos son los efectos que el cambio al Horario de Verano tiene para muchas personas. Desde su comienzo en 1996, este horario ha implicado la división del año en dos grandes períodos.
Sus intenciones de ahorro de energía para aprovechar la luz que los meses de mayor iluminación representaban y un posible ajuste a los horarios de otros países con los que nuestro país tiene negocios y transacciones podían comprenderse racionalmente, pero lo cierto es que ni el ahorro de luz ni el ajuste a horarios de otros países son comprendidos por el cuerpo, que, en mayor o menor medida las personas padecen los efectos que este cambio representa.
Nuestro organismo funciona por ciclos, por ritmos, por equilibrios. Para sentirnos bien necesitamos armonizar funciones internas y externas; respondemos a la luz, a la temperatura, funcionamos mejor a ciertas horas y en ocasiones nuestro cuerpo experimenta cambios de los cuales no siempre somos conscientes.
Los horarios regulan nuestras actividades, la velocidad a la que hacemos las cosas, la decisión de planear nuestras actividades, el transporte que elegimos, las horas a las que nos ejercitamos, comemos y dormimos: sería imposible negar que los horarios, que son algo externo, obligan al ajuste interno de nuestro cuerpo. Y este ajuste durará más de seis meses, aunque claro, para todos son más notorios los efectos en los primeros días.
Nuevo horario, nuevos hábitos
¿Qué hacer entonces ante esta realidad de la cual no podemos sustraernos, por más que a algunas personas les desagrade?
Aprovechemos esta oportunidad de disfrutar el espectáculo de esos atardeceres de tonos rosa y dorado que nuestra bella ciudad nos ofrece en la temporada veraniega y no nos desilusionemos ante lo que sucederá con nuestro reloj el próximo domingo 3 de abril.