
Llega a Juchitán obra gráfica de Guillermo Olguín
OAXACA, Oax. 21 de agosto de 2025.– El periodista oaxaqueño Rafael Hernández, director desde hace más de cuatro décadas de la revista El Tucán, advirtió que el periodismo en Oaxaca atraviesa una etapa de descrédito y pérdida de crítica, por lo que consideró necesaria una autocrítica profunda dentro del gremio.
“El periodismo en Oaxaca se ha perdido, hay un descrédito grande que debemos recuperar”, afirmó en una breve conversación con Quadratín Oaxaca.
Lamentó que actualmente “ya no hay crítica” y que las observaciones hacia el poder “ya no les hacen mella a los políticos”.
Atribuyó este deterioro a la falta de rigor en el ejercicio de los géneros periodísticos y a prácticas que han contaminado el medio.
“Algunos trabajan en el periodismo como escudo, pero también para fuentes policiacas, eso nos ha hecho mucho daño”, reflexionó.
Hernández también cuestionó el llamado “chayote” que persiste en el medio, donde “150 pesos, 200 pesos, 300 pesos” se pagan por cobertura, lo cual calificó como vergonzoso.
“Hay que aprender a comer pan duro para que nos respeten, para que tengamos esa dignidad”, expresó.
Criticó además que los políticos han dejado de valorar la crítica periodística: “Ya no les hace mella la crítica porque hay un trazo desde la cabeza gubernamental”.
Recordó que antes “había diálogo con los gobernadores, creían en los medios”, y que la publicidad institucional “es un derecho, no un soborno”.
En su mensaje final, llamó a los periodistas a hacer una autocrítica y asumir con responsabilidad su papel frente a la sociedad.
“Debemos empezar a hacer críticas hacia nosotros mismos para que puedan cambiar las cosas en realidad”, dijo.
También cuestionó a las nuevas generaciones que, a su juicio, no ejercen con vocación. “Los hacen creer que son directores de cine. Yo creo que eso es lo que nos ha faltado, recuperar la pasión por el oficio”, comentó.
Rafa Hernández hizo una pausa en su tarea periodística para reorganizar el futuro de su medio, en tanto, se hizo cargo de una tienda de abarrotes que es parte del patrimonio familiar y es donde recibe con amabilidad a sus compañeros de gremio.