Los enemigos del pueblo
Construir un nuevo país, sin violencia, con justicia, prosperidad y sin pobreza es posible, pero no desde la realidad de un sistema de partidos que colapsa entre los que no pudieron durante cien años conseguir una nación en la que convivieran la paz con justicia y crecimiento y por el contrario se perdieron en la corrupción y la frivolidad, ni desde la visión mesiánica de López Obrador hoy convertida en una pandilla de partidos que son el refugio de resentidos que pretenden enriquecerse con los dineros públicos y de políticos sin principios que quieren evitar la cárcel con el perdón y la impunidad que les ofrece el nuevo régimen a cambio de su entrega.
Edificar un nuevo México en paz y con futuro puede lograrse desde una nueva plataforma política que ofrezca democracia e inclusión, desde un nuevo partido que surja desde las colonias, desde los municipios, que represente a las regiones que definen los distritos electorales locales y federales, que entienda las necesidades de cada uno de los 32 estados que integran la nación y que llegue a presidir el país con un proyecto construido a partir de las aspiraciones de la mayoría y no desde las iluminadas ideas de un pequeño grupo, como es el de López Obrador y su familia y cómplices.
Los mexicanos perdimos la confianza en el PAN, en el PRI y en el PRD que lo que dejaron fue pobreza y delincuencia, motores del resentimiento de muchos que vieron a una generación de políticos corruptos que asaltaron la riqueza de México, pero que en su enojo le dieron su confianza al flautista macuspano que con sus aliados vino a repetir el comportamiento que antes criticó y junto con sus hijos y un grupo de funcionarios igualmente corruptos apoyados con la delincuencia organizada, siguen empobreciendo y matando a cientos de miles de paisanos con el pretexto de que ahora les toca robar a ellos lo que antes se robaron otros.
Desde hace unos meses estamos trabajando con hombres y mujeres de todo el país que quieren representar a esa nueva fuerza política en cada municipio, en cada distrito local, en los distritos federales y con quienes coordinarán los esfuerzos desde cada estado, para que durante 2025 consigamos cubrir los requisitos de Ley para la fundación del nuevo partido. La idea es que cada simpatizante en cada nivel convenza a veinticinco amigos o familiares para que formen parte del proyecto, una meta concreta y fácil de conseguir en estos tiempos donde tantos coincidimos en la necesidad de una nueva ruta.
Estamos organizando una estructura desde la democracia y desde la representatividad; desde el genuino interés por trabajar para todos; desde la capacidad intelectual y desde el reconocimiento de los vecinos, desde la emoción y la pasión por el servicio. Con hombres y mujeres comprometidos vamos a construir entre todos una opción política para que nos sirva a todos.
Queremos construir un partido que gobierne bien y para el bien. No se trata de ser oposición, sino de ser gobierno honesto y democrático, pero también capaz. Nunca más a la improvisación que tanto nos está costando a todos. Nunca más obras faraónicas para el regocijo personal del gobernante ni instituciones al servicio de uno de los poderes. No permitamos la centralización de las decisiones ni las tentaciones autoritarias derivadas de un malentendido apoyo popular.
Queremos un nuevo partido para un Nuevo México en Paz y con Futuro y lo vamos a tener, muy pronto.