
Campo de golf en Huatulco: bienestar, desarrollo y sostenibilidad
La continuidad puede tener ventajas como la estabilidad, la previsibilidad, la coherencia y la confianza. Sin embargo, también puede tener desventajas como la rigidez, la inercia, el desgaste y la desconexión con la realidad
Los proyectos políticos son visiones de futuro que orientan la acción de los gobiernos y los partidos. Se basan en principios, valores, objetivos y estrategias que definen el rumbo de una nación.
Sin embargo, los proyectos políticos, cuando están claros, no deben ser estáticos ni inmutables, sino que deben enfrentar desafíos, contradicciones y resistencias y plantear alternativas que las resuelvan.
En este sentido, uno de los dilemas más importantes que enfrentan los proyectos políticos es el de la continuidad o el cambio.
¿Qué implica mantener la continuidad de un proyecto político? ¿Qué beneficios y qué costos tiene? ¿Cuándo y cómo se debe optar por el cambio? ¿Qué factores influyen en esa decisión?
Estas son algunas de las preguntas que se plantean los actores políticos y la ciudadanía en cada coyuntura electoral o social.
La continuidad de un proyecto político implica la persistencia de una línea de acción que busca consolidar los logros alcanzados, profundizar las reformas iniciadas y resolver los problemas pendientes.
La continuidad puede tener ventajas como la estabilidad, la previsibilidad, la coherencia y la confianza.
Sin embargo, también puede tener desventajas como la rigidez, la inercia, el desgaste y la desconexión con la realidad.
El proyecto de López Obrador, si es que existe un proyecto, ha puesto de manifiesto ante millones de mexicanos sus enormes carencias: la inseguridad y la violencia siguen rompiendo récords con el paso de los días; la pobreza extrema ha crecido; la clase media no encuentra condiciones para su desarrollo y, en el mejor de los casos, está estancada o enfrenta mayores dificultades económicas; el sistema de salud está deshecho y no acierta a definir un modelo eficaz; la educación cae cada vez más cuando se compara con otros países.
El cambio de un proyecto político implica la ruptura con líneas de acción que se consideran insuficientes, ineficaces o injustas, y la propuesta de una alternativa que busca transformar la situación existente, corregir los errores cometidos y atender las demandas insatisfechas.
La decisión de mantener la continuidad o impulsar el cambio de un proyecto político depende de varios factores, tanto internos como externos.
Entre los factores internos se encuentran el grado de consenso, cohesión y liderazgo dentro del grupo político que sostiene el proyecto, así como el nivel de satisfacción, compromiso y participación de la ciudadanía que lo respalda.
MORENA enfrenta la descomposición derivada de los resultados de los procesos electorales posteriores al triunfo del 2018, ahora todos sus militantes más muchos ex militantes del PRI y el PAN que se han convertido en morenos, se disputan las candidaturas lo que significa una enorme presión interna.
Entre los factores externos se encuentran el contexto económico, social y cultural en el que se desarrolla el proyecto, así como el grado de competencia, oposición y presión de los grupos políticos que lo cuestionan o lo combaten, dicen los expertos.
Aquí es donde está la clave de la alternancia.
La ciudadanía espera encontrar en la oposición a MORENA una esperanza de cambio que nazca de la percepción de la capacidad de derrotar al aparato oficial de un líder distinto a los que rechaza, a un político serio, combativo, con ideas frescas, con una visión de futuro distinta a la perspectiva neoliberal pero también diferente a la retrógrada versión del México populista que enarbola AMLO.
Es claro es que la decisión que mayoritariamente tomemos el dos de junio será trascendental y marcará el destino de la nación.
Hoy los mexicanos reclaman mayoritariamente un viraje radical en las políticas públicas de AMLO y tratan de encontrar a quien pudiera encabezarlo.
Quien consiga que la mayoría crea en su proyecto, será el triunfador.
Por lo pronto, Claudia Sheinbaum propaga a los cuatro vientos el protagonismo de la continuidad, no podría ser de otra manera en el esquema vertical y unipersonal de AMLO (o estás conmigo, o estás contra mí, diría el líder). Del otro lado, apenas comienzan a verse las señales.