Economía en sentido contrario: Banamex
El presidente Andrés Manuel López Obrador no sabe para qué sirve la
política exterior.
Un día arremete contra España, otro contra Panamá. Las mas de las
veces lo hace contra Estados Unidos o simplemente, contra quien se le
ponga enfrente: periodistas, ambicionistas y clase media en general.
¿Sabrá el presidente que además de “atraer inversiones y turistas” se
fortalece la convivencia entre naciones?
¿Qué necesidad hay de que México se enemiste con el mundo?
Se enemistó con España porque rechazó a Quirino Ordaz.
Se enemistó con Panamá porque rechazaron a un hostigador sexual y a
una activista.
Se enemistó con Estados Unidos porque quiere energías limpias, mercado
abierto y competitivo.
¿Qué necesidad hay de que el Senado mexicano enderece la política que
Obrador enchuecó?
Deje le cuento que hace unas horas se planteó la necesidad de “pausar»
las relaciones diplomáticas con España y se dijo que, en todo caso,
las restablezca quien asuma el mando en 2024.
España es, después de Estados Unidos el mayor inversionista extranjero
(bancos, telefónicas y turísticas).
“A mí me gustaría que hasta nos tardáramos en que se normalizaran”.
En 2019 el líder moral de Morena exigió al Rey Felipe VI perdón por
los abusos cometidos en la Conquista.
En su malestar acusó a los panistas Felipe Calderón como protector de
Repsol y a Vicente Fox, de Iberdrola.
En el mundo hay reglas no escritas de convivencia entre los individuos
y las naciones.
Debería conocerlas, presidente.
Como bien señala el académico de la UNAM, Juan Manuel Portilla, el
Senado Mexicano debe asumir su papel de verdadero órgano de control de
la política exterior.
Debe hacer valer su papel corresponsable y no tratar de enmendar la
plana al mandatario, como recién lo hizo el morenista Ricardo Monreal.
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