Economía en sentido contrario: Banamex
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de marzo de 2020.- A veces el simplismo oficial y ciudadano olvida que las relaciones de poder no pasan sólo por la política y las relaciones internacionales, sino que también tiene derivaciones en la estabilidad de los países. Y hablar de estabilidad por razones de guerras, cárteles y salud es referirse a la seguridad nacional.
La seguridad nacional es la estabilidad interna del Estado mexicano y de la gobernabilidad democrática, atendiendo los desequilibrios sociales que impidan el objetivo de paz interna. Y en las doctrinas modernas de seguridad nacional no sólo se asumen los grupos o eventos externos a las fronteras nacionales, sino las protestas internas que pudieran general inestabilidad.
La doctrina militar de seguridad se asume en las siguientes consideraciones vigentes del Programa para la Seguridad Nacional 2014-2018:
“Al ampliar el concepto de Seguridad Nacional en el diseño de las políticas públicas de nuestro país, se podrán atender problemáticas de naturaleza diversa a las estrictamente relacionadas con actos violentos que vulneran los derechos fundamentales de la población mexicana. Además de cumplir con la obligación del Gobierno de la República de restablecer la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos, a través del combate a toda manifestación de violencia y delincuencia de alto impacto, se debe transitar hacia un modelo de Seguridad Nacional más amplio y de justicia e inclusión social, de combate a la pobreza, de educación con calidad, de prevención y atención de enfermedades, de equilibrio ecológico y protección al ambiente, de promoción del desarrollo económico, social y cultural, así como de seguridad en las tecnologías de la información y la comunicación. De este modo, la Seguridad Nacional adquiere un carácter multidimensional que la hace vigente y fortalece el proyecto nacional”.
Y como misión se define así:
“Promover la seguridad del Estado mexicano por medio de una política multidimensional que anticipe aquellas tendencias internas y externas que pueden poner en riesgo nuestro proyecto de nación, salvaguardando así la libertad, los derechos humanos y la seguridad de nuestros ciudadanos”.
Las epidemias-pandemias constituyen problemas de seguridad nacional en tanto que atentan contra la población y generan protestas de diversos grados. El mapa de riesgos nacionales del viejo CISEN asumía la salud como un asunto de seguridad nacional, no sólo por las protestas, sino también por la afectación de comunidades completas.
Hasta ahora, la pandemia de coronavirus se ha asumido desde el gobierno como un asunto de salud pública aislado y atendido sólo en función del número coyuntural de afectados. Sin embargo, en otras naciones la respuesta ha sido de seguridad nacional: el cierre de fronteras y el vaciamiento de las calles, con las fuerzas armadas vigilando las posibles y futuras protestas sociales.
La seguridad nacional no es una doctrina militar de guerra, sino un elemento de estabilidad interna para la consolidación del Estado, la democracia y las relaciones sociales. En EU la salud forma parte de la estrategia de seguridad nacional, no sólo por el uso de virus como armas sino por el consenso estable interno.
Ley de la Omertá
Todo tiene un comienzo. Y en el tema de los feminicidios que este año ha generado movilizaciones masivas y violentas contra la pasividad de las autoridades, podría decirse que todo comenzó en 1993 con la aparición de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez para configurar un cuadro que se conoció como el de “las muertas de Juárez”.
En 1999 el periodista Víctor Ronquillo publico el libro Las muertas de Juárez. Crónica de los crímenes más despiadados e impunes en México (editorial Planeta). En este caso de asesinatos de mujeres por su condición de género nació el término de feminicidio que en los años recientes se ha popularizado.
En Ciudad Juárez, en un lapso de cinco años, se registraron entre 265 a 378 mujeres asesinadas, dependiendo de las fuentes, aún las oficiales. El número seguirá indeterminado. En 2019, según cifras oficiales, en el país hubo 976 mujeres asesinadas en circunstancias caracterizadas como feminicidios y para 2020 se espera que la cifra rebase las mil.
Antes y ahora son condiciones diferentes. En Juárez fueron asesinos ocultos, varios, muchos, varios sospechosos fueron procesados sin las pruebas contundentes del caso. Los feminicidios de ahora tienen victimarios identificados, señalados, pocos acusados, casi ninguno sentenciado. En Juárez fueron mujeres de las maquiladoras, ahora son mujeres en relaciones más o menos estables, aunque tóxicas hasta la violencia.
La revisión del caso de las muertas de Juárez podría ayudar a explicar los feminicidios de ahora. Y a llegar a conclusiones que refieren en ambos sucesos, un machismo violento, sin control, sin castigo, son condena.
Zona Zero
• En algunos sectores gubernamentales se ha aventurado la hipótesis de que las cifras de delitos de marzo y quizá los próximos tres meses bajen de manera sustancial, debido al problema de la epidemia de coronavirus, De todos modos, Guanajuato seguirá en la mira por el descontrol, la disputa violenta por territorios y sobre todo la falta de autoridad local para quitarle a los grupos de delincuentes el apoyo oficial.
• Preocupación en círculos de seguridad mexicanos por la ofensiva no coordinada del gobierno de EU contra el Cártel Jalisco Nueva Generación por las ramificaciones casi nacionales del grupo y su abuso en el uso de la fuerza. Pese a la persecución y el arresto de bases del CJNG en territorio estadunidense, aquí no se percibe ningún repliegue ni ocultamiento de plazas. Al contrario, la expansión del Cártel sigue avanzando con alto ritmo de violencia.
• Y también preocupación por la reacción de El Marro José Antonio Yépez Ortiz por el arresto de su padre. Prevén respuestas de terror contra población civil.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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@carlosramirezh