Aunque lo nieguen, sí hay terrorismo
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de septiembre de 2019.- En su conferencia del pasado miércoles, el presidente pidió que, a cambio de protección, quienes intervinieron en la desaparición de los 43 de Ayotzinapa “ayuden con información” sobre el paradero de los estudiantes.
Es decir, López Obrador ofrece impunidad a los presuntos culpables de secuestrar, torturar, matar e incinerar a los 43 de Iguala.
Así lo dijo el presidente, de manera textual: “Hago un llamado a que todos los que tengan información ayuden porque ésta es una herida abierta que tiene que ver con el humanismo, el prestigio, la fama de México, todos tenemos que ayudar y si hay personas que intervinieron, que cuenten con la protección del gobierno si desean ayudar informando sobre el paradero de los jóvenes. Todo lo que se pueda hacer; independientemente de los procesos legales, es un servicio que se presta a la patria si se informa lo que se sabe”.
Resulta curioso, sin embargo, que el primero que debe decir todo lo que sabe sobre el caso de “los 43 de Iguala” se llama Andrés Manuel, se apellida López Obrador y hoy se desempeña como presidente de los mexicanos.
Sí, el entonces jefe del PRD, López Obrador es uno de los políticos que operó la negociación y el dinero que recibió la naciente Morena, a cambio de entregar la alcaldía de Iguala a un criminal como José Luis Abarca, quien era jefe de la banda de los “Guerreros Unidos”.
Y si lo dudan, van las pruebas.
El 12 de mayo de 2012, durante una gira de López Obrador por el municipio de Iguala, Guerrero, el líder municipal del PRD, Oscar Díaz Bello, interceptó a Obrador, junto con sus seguidores.
Díaz Bello –hoy diputado al Congreso de Guerrero–, le entregó un abultado expediente a López Obrador en el que le explicaba –entre otras cosas–, que José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda, no sólo eran familiares de los principales jefes de los “Guerreros Unidos” sino que mantenían el control de la plaza en esa región de Guerrero.
En los documentos entregados a Obrador se demostraba que el dinero entregado por los esposos Abarca-Pineda a Morena era producto del lavado de dinero, además de que Oscar Díaz Bello también le entregó a AMLO una encuesta en la que el candidato a la alcaldía de Iguala no era José Luis Abarca.
La respuesta de López Obrador fue escalofriante: “¡Yo no puedo hacer nada!”, dijo, al tiempo que subió al templete para exaltar las virtudes políticas de Abarca, quien competiría por la alcaldía de Iguala, en alianza con el PRD, el PT y el partido Morena, aún en formación.
Oscar Díaz Bello confirmó la versión en octubre de 2014, ante las cámaras de televisión del Grupo Imagen, lo que le valió a esa empresa un veto furioso de AMLO, que duró años.
Además, el 28 de octubre de 2014 documentamos que Obrador mintió sobre su relación con los Abarca. Así lo demostramos: “El 13 de mayo de 2012, el diario El Sur, de Guerrero, publicó la siguiente nota informativa
“Al término de su discurso de ayer en Iguala, López Obrador convocó a los perredistas, petistas, de Movimiento Ciudadano y de Morena a votar y promover el voto y apoyar a José Luis Abarca, candidato de la coalición a la alcaldía de Iguala…
“Mientras Obrador convocaba a votar por Abarca, sus seguidores coreaban ‘¡unidad, unidad!’. En tanto los de Díaz Bello gritaban ‘¡Óscar, Óscar, Óscar!’. Obrador les dijo a todos que en la democracia siempre hay polémica, discrepancias, inconformidades, que solo en las dictaduras hay imposiciones. ‘Vamos a unirnos para salvar al país’, manifestó.
“Al lado izquierdo del templete se encontraban los seguidores de Óscar Díaz Bello, quien reclamó haber ganado las encuestas que hizo el PRD y exigió ser el candidato a la alcaldía… Los seguidores de Díaz Bello portaban playeras y pancartas en las que se leía “Lázaro, no engañes a AMLO”.
Y es que Lázaro Masón, senador del PRD, impulso la candidatura de José Luis Abarca a la alcaldía de Iguala, a sabiendas de que era jefe de la banda criminal “Guerreros Unidos”.
Justo esa complicidad –de AMLO con la mafia de Guerreros Unidos–, fue reclamada a López Obrador –el 14 de marzo de 2017–, por un puñado de padres de “Los 43”, cuando el entonces candidato presidencial de Morena realizó una gira por Nueva York.
Por eso, porque el hoy presidente es el que más sabe sobre el origen de la masacre de “Los 43 de Iguala”, está obligado a declarar por qué y a cambio de cuánto dinero impuso a José Luis Abarca, como alcalde de Iguala.
Sí, el presidente Obrador no puede omitir su responsabilidad política en esa tragedia.
Al tiempo.