Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de julio de 2018.- Más que como estrategia diseñada para el reordenamiento institucional, el candidato ganador López Obrador ha abierto muchos frentes de batalla sin contar con propuesta de relevo ni un planteamiento de reorganización administrativa.
Al final de cuentas, el gobierno, el gabinete y sus decisiones son elementos constitutivos del poder.
La lista de frentes abiertos es larga:
–El pleito con el Instituto Electoral por un Fideicomiso que sí cometió irregularidades. La respuesta de López Obrador a una sentencia que tenía mucho litigio por delante disminuyó la credibilidad del organismo autónomo, atemorizó al consejero presidente Lorenzo Córdova y llevó al Instituto a recular una decisión legal.
–El involucramiento parcial de López Obrador en la elección de Puebla para darle a Morena en conflicto poselectoral lo que no ganó en urnas. Si se decide la anulación electoral, entonces el país regresará a los tiempos en los que los resultados electorales los decidía el presidente en turno.
–La ruptura del federalismo y la presión sobre gobernadores con delegados federales que no son funcionarios institucionales, sino precandidatos de Morena a gobernadores.
–La descentralización de Secretarías de Estado sin recursos ni acuerdos con los trabajadores y empleados y el uso de la razón de Estado para imponer una decisión que tendrá efectos sociales adversos.
–La baja de salarios sin un estudio de su viabilidad y su efecto colateral en la baja de la calidad de trabajo, además de una pérdida de nivel de vida.
–El desorden en la estrategia de seguridad, el involucramiento del Vaticano en asuntos de seguridad nacional y la percepción de un problema moral sobre un asunto de soberanía del Estado ante el crimen organizado y de violencia delincuencial.
–Aumento de la militarización con la creación de otro cuerpo castrense: la Guardia Nacional.
–Toma de decisiones sobre gasto antes de saber de los ingresos disponibles para 2019 y de los gastos etiquetados. El secretario designado de Hacienda, Carlos Urzúa, desconoce la estructura del presupuesto de 2019 y sus primeras declaraciones dejaron entrever que no hay recursos presupuestales para la enorme lista de gastos anunciados.
–Regreso al presidencialismo económico tipo Luis Echeverría: fijar gasto desde la presidencia y después acomodar ingresos inexistentes. Así se gestó la crisis de déficit presupuestal de 1973-1976.
–Participación directa del equipo del candidato ganador en las negociaciones del Tratado de Comercio Libre sin tener facultades ni un proyecto integral de desarrollo.
–Relaciones personales con el presidente Donald Trump sin fijar la política migratoria mexicana y sin atender las quejas de migrantes mexicanos en los EU que padecen una forma de limpieza étnica con las deportaciones. López Obrador ha cedido más soberanía que cualquier presidente anterior.
–Desdén al ejército al enviar a la Sedena al estado mayor presidencial sin atender a las características de cada cuerpo castrense; ambas organizaciones son diferentes. El traslado del EMP a la Sedena quebró el sensible equilibrio entre dos organizaciones militares.
–El inicio dentro del equipo de poder de López Obrador de la disputa por la candidatura presidencial del 2024.
–Y finalmente, el candidato ganador López Obrador –como presidente de facto– ha dejado a Peña Nieto como presidente emérito.
Política para dummies: La política es el ojo del huracán donde todo está tranquilo, pero al final lo que se impone en el huracán.
Si yo fuera Maquiavelo: “Y aún cuando los enemigos de afuera amenazasen, si el príncipe ha vivido como he aconsejado y no pierde la presencia de espíritu, resistirá todos los ataques”.
Sólo para sus ojos:
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