Día 22. Palacio perdió dominio de la agenda de la crisis
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de diciembre de 2018.- En este mismo espacio editorial, he referido como un mago de la opinión pública a Andrés Manuel López Obrador por su carismática forma de cautivar a las masas; sin embargo tras su primer mes como presidente de la República ya debe entender que su posición cambió de férreo opositor al régimen en turno, hacia ser la cabeza de uno nuevo.
Debe entender López Obrador que las conferencias matutinas como jefe de gobierno de la Ciudad de México llenaron magistralmente el vacío informativo que generó la Presidencia de la República de Vicente Fox. Sumo, ante la incertidumbre en el rumbo que tomarían las cosas que existía en el ambiente político nacional por el cambio de partido en el poder presidencial, la figura de ese Andrés Manuel representaba por lo menos un aliciente cierto. Además resultaba un entorno atractivo para los medios y la opinión pública tenerlo de contestatario del presidente de México, que incluso hasta llegó a victimizarlo por el caso de los terrenos de El Encino en el que buscaron quitarle el fuero para enjuiciarlo en 2004. Todo ello, en esa época él dictaba todos los días la agenda nacional.
Debe entender López Obrador que han transcurrido 15 años, en los que cambió de forma diametral la sociedad, más mediatizada que en 2004 gracias a las redes sociales, un elemento crucial para que él ahora sea el mandatario nacional. Ahora sus conferencias matutinas ya no fijan todos los días la agenda nacional e incluso lo están metiendo en más problemas para proyectar una imagen sólida del ejecutivo federal. Ya no es contrapeso de nadie, lo peor del caso es que tampoco nadie le está haciendo contrapeso, por lo que la certidumbre política o la incertidumbre que tomarán las cosas, están solo en sus manos. Sobre el vacío informativo es su mayor talón de Aquiles, pues esos ya no existen, México pasó de informarse solo por el noticiero nocturno de Televisa a lo instantáneo que ofrece cualquier teléfono inteligente. Todo ello, fue opositor por más de dos décadas pero ahora es el régimen.
Debe entender cualquier líder de MORENA, desde el que ostenta poder de decisión y hasta el que aspira para un cargo de elección popular, que López Obrador ya no es oposición sino PRESIDENTE DE MÉXICO -con mayúsculas para remarcarlo, pues parecen que no comprenden la dimensión-, incluso que ellos mismos ya no son oposición, por lo que urge que pasen de fieles seguidores ciegos que vitorean a la primera provocación “es un honor, estar con Obrador” hacia la construcción de una nueva narrativa política. Habría que considerar que la primera derrota en las urnas que tienen apenas al primer mes de su Presidencia de la República estuvo en las recientes elecciones en Monterrey, Nuevo León, en la que no pintó su movimiento ganando el Partido Revolucionario Institucional (PRI); en mi opinión, tampoco ganarán en la siguiente campaña por la gubernatura de Puebla en la que ganará –quien sea el candidato- el Partido Acción Nacional (PAN). ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
El autor es consultor en comunicación y del sector energético en Tamaulipas