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Hace unos días, en el foro virtual Diálogos sobre la transformación digital en México, organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), se habló sobre la necesidad de digitalización de todos los sectores económicos mexicanos para garantizar su competitividad.
El director general del IFT, José Luis Peralta, mostró su preocupación por la falta de preparación ante esa necesidad de digitalización. Más que no estar preparado, el problema, según Peralta, es la falta de una agenda de acción para la transformación digital de la nación.
Contar con un plan de acción es uno de los diferentes retos que México deberá afrontar en los próximos años para no quedar atrás en una realidad donde los datos hablan solos.
Según los resultados de un informe llevado a cabo por la consultora IDC, las inversiones directas en transformación digital no dejarán de aumentar en los próximos años, con una tasa de crecimiento anual prevista del 16.5% entre 2022-2024 (frente al 15’4% de 2019-2024); para finales de 2022, más de la mitad de las empresas del mundo (53%) contarán con una estrategia de transformación digital, un 42% más que hace apenas dos años.
Se estima que las empresas digitales crecen hasta tres veces más rápido que el PIB mundial; un Producto Interior Bruto en el que la economía digital supondrá entre un 20% y un 65% para finales de año.
México se encuentra en un momento idóneo para aprovechar y continuar con la digitalización que se produjo en los últimos años. Ya existen sectores en los que los entornos digitales están perfectamente integrados e incluso superan en oferta a los espacios físicos.
El ejemplo más claro es el sector del ocio, que fue de los primeros en aprovechar las ventajas de los avances tecnológicos para ampliar el número de consumidores.
En México, el ocio digital es una realidad que ya está prácticamente al mismo nivel que en países donde se instauró antes, como Estados Unidos. Hoy en día, cualquier persona que disponga de conexión a internet puede acceder a una amplia oferta de entretenimiento digital, desde los mejores casinos online que ofrecen juegos como las tragamonedas o la ruleta, hasta las principales plataformas de streaming mundiales con todas sus series y películas. De hecho, en algunos productos, México es un referente en Latinoamérica; es el caso del gaming, las competiciones de videojuegos online. Con más de 81 millones de jugadores y un 63% de la población interesada en el gaming, México es líder de la región.
Otro sector donde la digitalización avanza notablemente, especialmente en los últimos dos años, es el de servicios. Finanzas, turismo, salud, educación, comunicaciones, administración… Los ejemplos son múltiples y cercanos, como la digitalización de periódicos históricos de Oaxaca que se llevó a cabo en 2020 en la Hemeroteca Pública o la implementación de la modalidad online en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Oaxaca (Cecyteo), una de las más vanguardistas de la región.
El verdadero reto está en la digitalización del tejido empresarial de la nación. Pese a que, según datos de Forbes, el 81% de las empresas ha iniciado algún tipo de proceso de transformación digital, su impacto y expansión todavía son limitados. Según informaciones del mismo medio, para que la industria mexicana siga siendo campeona en manufactura, es necesario implantar sistemas que aprovechen las nuevas tecnologías para aumentar la eficiencia y la productividad a menor costo.
Uno de los principales retos de la digitalización en México es precisamente su generalización. Garantizar el acceso a estas tecnologías para todos los ciudadanos y que sus beneficios repercutan en toda la población son dos objetivos clave.
La digitalización solo es plenamente eficaz si tiene un impacto social amplio, en lugar de quedarse en unos pocos “unicornios” o casos de éxito en el emprendimiento tecnológico. Para que ese impacto se produzca, será necesario reducir la brecha digital y asegurar la conectividad. En la actualidad, más del 60% de la población tiene acceso a internet; una cifra por encima de la media mundial, pero lejos del porcentaje de otros países de la región como Argentina (83%) o Brasil (77%). Además, este acceso es muy desigual; mientras en las ciudades se acerca al 80%, en las zonas rurales apenas supera el 50%.
En cuanto a la digitalización de las empresas, el mercado está listo para que se produzca y, de hecho, en los últimos años la transformación digital se está produciendo a gran ritmo. El problema es la falta de personal cualificado para los nuevos trabajos que surgen, lo que hace que México tenga que depender de otros países.
Por lo tanto, otro de los grandes retos es la autosuficiencia. La formación y captación de talento nacional es otra de las claves para el desarrollo tecnológico y, en consecuencia, económico. Una dirección en la que ya se está trabajando.