
Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
JUCHITÁN, Oax., 19 de enero de 2017.- Entre acordes de guitarras fue despedido el músico zapoteca Máximo Santiago, Ta’ Máximo como lo conocían, último integrante del famoso Trío Xavizende, pieza indiscutible del acervo musical oaxaqueño.
Durante el velorio, a la humilde vivienda del músico en el Callejón 3 de Mayo Santa Cruz, en la Séptima Sección, llegaron músicos de la región como Gustavo López y José Hinojosa, así como miembros de la comunidad cultural de la ciudad, quienes tocaron frente al féretro las canciones que Máximo Santiago siempre interpretó en vida durante sus presentaciones.
El requinto del trío, que en los últimos años se convirtió en dúo a la muerte del integrante Maurilio López Guerra, Ta Mou Deme, ante la negativa a desintegrarse, compartía escenarios con el también músico y cantautor Fernando Salinas, Ta’ Jimmy.
A pesar de que su condición física era muy mala, Ta’ Máximo asistió a la última reunión que celebraron los integrantes de la comunidad cultural en la Casa de la Cultura para proponer al nuevo director de cultura del Ayuntamiento.
El músico Gustavo López informó que Máximo murió escuchando la pieza La Petenera, su preferida, mientras estaba agonizando en su hamaca, desde donde llamó a sus amigos para que le tocaran la guitarra.
“Esta mañana nos avisaron que se encontraba agonizante y preguntó por José Hinojosa, Feliciano Marín y por mí, que quería despedirse de nosotros. Fuimos a verlo Jose y yo (Feliciano se encontraba en Oaxaca) y lo encontramos muy mal en su hamaca rodeado de su hija y otros familiares. Le hablamos y le dijimos que veníamos a saludarlo y tocarle algo, sacamos las guitarras y en cuanto oyó que afinábamos y los primeros acordes se comenzó a mover en su hamaca”, narró el artista zapoteca.
Gustavo López se conmovió al narrar que uno de los mejores requintos que ha dado esta tierra dio su último aliento mientras los escuchaba tocar.
“Comenzamos a tocar La Petenera, que era una de sus canciones preferidas y casi al finalizar la pieza, expiró, se quedó dormido para siempre. Con dificultad José y yo pudimos terminar la canción, con el llanto asomando, un nudo en la garganta, la voz quebrada y un hueco en el alma”.
Para la comunidad cultural de Juchitán, la música del Istmo está de luto; se fue uno de los últimos bastiones de la música tradicional de la región. Fue sepultado en el panteón Domingo de Ramos la mañana del miércoles.