Cortinas de humo
Cualquier día de la semana que finalizó, por la mañana o por la tarde. La circunstancia fue la misma, los colonos en los municipios salieron breve, breve; muy breve a abarrotar las plazas
Emotivas esas almas participativas llegaban de todo, desde aquellos que un día antes los viste en publicaciones de redes sociales en alegre pose con un candidato; éste día en vivo y a todo color asistieron portando una gorra con logo distinto al del que está estampado en la playera que mostraba en la fotografía del día anterior.
No faltaban aquellos que usando mariconera cruzada al frente llevaban sus hojas de papel bond. Los convocados, temerosos de la lluvia o del inclemente sol que atraviesa la delgada capa de ozono que enseña lo mal hijos de la tierra que somos, ufanos, todos miraban la llegada de personas que previamente fueron invitadas.
Las plazas llenaron el ojo de los candidatos, lo importante fue mostrar el músculo y la aceptación. Aunque la asistencia haya costado quinientos pesos, y pues de la familia fueron tres, un mil quinientos pesos, no son nada desagradables y sirven no mucho, pero sirven.
– Entonces, ¿después de mayo qué?
-La vida sigue Inocencio, si no tienes nada, de lo que quede de la campaña, te esperas otros tres años o si no, ve al puente y no lo pienses.
– Mejor agarra de donde venga. Que disfrutes será algo difícil pero si te da miedo, solo acaba y deja todo.
¡Pérate! Exclamó Inocencio para detener el anales de Claudio
-La cosa se va’poner buena, todos ofrecen, pero lo mejor es que están pagando el voto. Lo malo es que quieren foto de cuando tache la hoja, eso es lo que me da miedo.
Así la plática sobre el arranque de campañas municipales, Inocencio es originario de la Sierra Norte y Claudio de la Costa, ambos amigos de talachas y luchas, vinieron a conversar.
Se fueron después de hacer pucheros por el café sin azúcar que tomaron y convencidos de que nos vamos a seguir viendo. Eso esperan.