Economía en sentido contrario: Banamex
Los últimos cinco años hemos sigo testigos de cómo, todos los días, la Ley es violentada desde el propio gobierno de la República.
Lo ha sido desde el desprecio por lar reglas para la adquisición de bienes y servicios que casi se realiza en un cien por ciento por adjudicación directa, con los decretos que señalan sin demostrar que las obras insignia de López Obrador son de interés nacional, con el fin de ocultar toda la información de contratos, pero también para evitar los “engorrosos trámites” del propio gobierno y la obtención de permisos, señaladamente los de materia ambiental que seguramente impedirían la destrucción de los ecosistemas por las obras del Tren Maya.
También desde sus mañaneras el presidente se burla de la Ley como cuando señaló que no le fueran a salir “con que la Ley es la Ley” y cuando exhibe información personal de periodistas y adversarios políticos poniendo en riesgo su integridad o cuando promueve anticipadamente a sus corcholatas en la cínica búsqueda del candidato a la presidencia de MORENA disfrazado de defensor de la cuarta transformación.
Las corcholatas, siguiendo el ejemplo de López Obrador violan también sistemática y cínicamente las Leyes al utilizar recursos públicos para su promoción personal, al igual que los gobernadores emanados de MORENA, que les llenan plazas y auditorios para las dizque asambleas informativas de su organización, que son más campaña política que cualquier campaña, al mejor estilo del PRI del siglo pasado, ese que tanto añora López Obrador.
La autodenominada oposición, conformada por PRI, PAN y PRD y agrupada en el Frente Amplio Opositor en el afán de no quedarse tan atrás, inician también de manera ilegal sus campañas para encontrar ahora a su coordinador, que es a los ojos de todos su próximo candidato o candidata a la presidencia de México.
El frente opositor, al seguir el juego del presidente, pierde la posibilidad de señalar las violaciones a la Ley de las corcholatas. Después de todo, el frente hace lo mismo legitimando la campaña anticipada y cínica de Morena.
En un país en que imperara el estado de derecho, ninguna corcholata, de ningún color, podría registrarse como candidato o candidata a la presidencia de México por las abiertas faltas a la legislación electoral vigente.
El problema es que en México el propio presidente vulnera el estado de derecho a su antojo, con argumentos tan falsos como aquel de la libertad de expresión que, en su caso, está acotada por el cargo que ostenta. Y cuando el propio gobierno violenta las leyes, lo que sigue es la anarquía.
Los mexicanos estamos urgidos de paz y requerimos seguridad y empleo. Ya estamos cansados de pan y circo. Estamos cansados de las mentiras y de las promesas de futuro de López Obrador, a quien ya se le fue el sexenio y no acabó sus obras, aumentó la corrupción, no terminó con el huachicol y no mejoró la salud o la economía.
Y el desastre comenzó con el PRIANATO. Por eso estamos proponiendo candidaturas independientes, alejadas de los compromisos y los vicios de la clase política que se adueñó de los partidos, de las candidaturas, de los presupuestos y de las decisiones democráticas; haciendo a un lado a sus militancias.
El INE ya emitió la convocatoria para que se registren como aspirantes a las candidaturas independientes a presidente, senadores y diputados federales, lo que tendrá que hacerse a más tardar los días 7, 21 y 29 de septiembre respectivamente.
Los tiempos para la manifestación de intención son anteriores a las definiciones de los partidos políticos por el diseño de nuestro sistema democrático, por lo que invito nuevamente a todos, hombre y mujeres de bien, que no creen en los partidos políticos, a sumarse al ejército de candidatas y candidatos independientes que necesita México para retomar el rumbo de crecimiento, de respeto a la Ley y a la democracia y para lograr un país seguro y en paz.