Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
OAXACA, Oax., 8 de julio de 2016.- La reanudación del diálogo entre la Segob y la CNTE y la disposición de ambas partes para someter a debate nacional el modelo educativo que México necesita para “fortalecer la educación pública” es una buena señal de distensión del largo y complicado conflicto magisterial que ya casi cumple dos meses sin que se advierta un arreglo a corto plazo.
Para el gobierno federal es fundamental asegurar que la participación del magisterio nacional y sociedad en general en este debate “se realice de manera profunda, crítica y respetuosa” considerando, además, “la diversidad cultural y las particularidades regionales”.
Sin embargo, y pese que en los hechos esta postura del gobierno federal (que es parte del documento entregado a la CNTE por la Segob) representa un avance y al mismo tiempo un reconocimiento de facto del fracaso del modelo que hizo germinar la cuestionada reforma educativa, el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, nuevamente declara a los medios nacionales que dicha reforma no está a discusión y mucho menos el poder ejecutivo federal la abrogará, como lo exige la CNTE.
Con esta declaración diluye de nueva cuenta la posibilidad de transitar hacia un diálogo productivo pues debatir un nuevo modelo educativo debe significar que en un tiempo prudente el Congreso de la Unión revise y lleve a cabo las enmiendas necesarias a la Ley General del Servicio Profesional Docente.
Y para enredar más las cosas, un día después que la Segob y la CNTE intercambian documentos con propuestas orientadas a la solución del conflicto, aparece como tercero en discordia el dirigente nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, en el papel de interlocutor de todo el gremio magisterial y con un pliego petitorio que de inmediato merece una respuesta del titular de la SEP, Aurelio Nuño.
La reanudación del diálogo se convierte así en una oportunidad para que desde la presidencia de la república se intente reducir el nivel de interlocución del magisterio nacional disidente incorporando sorpresivamente a las negociaciones a un tercero en discordia ya ampliamente conocido por su sometimiento a la línea gubernamental.
Y si lo que se busca con esta maniobra es fortalecer el disminuido liderazgo de Díaz de la Torre y ganarse un aliado en las negociaciones con la CNTE es probable que el gobierno federal esté enredando aún más el conflicto con el consiguiente riesgo de no alcanzar un arreglo a corto plazo.
Esa es la ruta que se observa hasta ahora si se toma en cuenta que las movilizaciones y actos de presión de la CNTE no cesan y, todavía, se siguen expandiendo a otras entidades del centro y norte del país, porque todo parece indicar que el magisterio disidente quiere ir hasta las últimas consecuencias con su demanda de abrogación de la reforma educativa.
Lo grave de este conflicto magisterial y social es que mientras más se prolonga y complica los daños a la economía de la población se acrecientan y se vuelven irreversibles.
Y Oaxaca es, sin duda, el caso mas crítico no solamente por estos factores sino porque el vacío de poder que padece ha nulificado toda acción de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial para preservar la seguridad, la paz social y la gobernabilidad de la entidad.