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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de agosto de 2018.- En Morena han pasado de “la dictadura perfecta” a la “dictadura roja”. ¿Por qué? Porque en Morena se prohíbe pensar, disentir y formar “tribus”.
Es decir, Morena hoy es igual al PRI de los años 60, 70 y 80 –del siglo pasado–, en donde las prácticas dictatoriales eran la expresión más acabada de la antidemocracia del entonces “partido oficial”.
Incluso, no fue gratuito el mote acuñado por Mario Vargas Llosa –quien bautizó como “dictadura perfecta”–, a los gobiernos autoritarios y nada democráticos del PRI.
Por eso, partidos que en esos años eran opositores –el PAN y una naciente izquierda con la evolución del PSUM, PMT y PRD–, no sólo censuraban el pensamiento único y la línea vertical predominante en el PRI sino que, abiertamente, criticaban el nada democrático sometimiento de gobiernos estatales, diputados y senadores a los presidentes en turno.
Y era tal el culto al pensamiento único dictados por los presidentes priístas que se acuñó la máxima de: “nada se mueve en el frondoso árbol del poder sin que lo ordene el jefe máximo,” o el “priísta número uno”
Y durante años la derecha del PAN y las izquierdas del PSUM, PMT y PRD lucharon precisamente contra esa “dictadura del partido único”, al extremo de que azules y amarillo promovieron en sus filas y gobiernos la libertad de pensamiento, libre expresión y libre asociación.
Incluso, el PRD impulsó las “tribus”; expresiones de pensamiento e intereses disímbolos que, sin embargo, abrazaban una causa común; la convicción democrática
Y vale el recuento memorioso porque con el acceso de Morena al poder no sólo regresó “la dictadura perfecta” y “el poder de un sólo hombre” sin que luchadores de antaño y supuestos demócratas hoy guardan silencio y tragan sapos y serpientes, a cambio de un vulgar hueso.
En Morena, supuestos demócratas como Pablo Gómez, Carlos Payán, Germán Martínez –entre muchos otros “santones” de izquierda y derecha—, son víctimas de todo lo que criticaron en el viejo PRI y guardan silencio cual aplaudidores de la nueva “dictadura perfecta”, a cambio de un vulgar hueso.
Y si dudan, baste revisar una sorprendente declaración –ante el silencio de militantes de izquierda que lucharon contra todo lo que hoy acatan ciegos y sordos–, de la presidenta de Morena Yeidckol Polevnsky y del presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia, Héctor Díaz Polanco, que confirman el carácter autoritario, nada democrático y dictatorial del partido rojo.
Resulta que por decreto –de AMLO–, senadores y diputados de Morena “tienen prohibido” crear “tribus” o corrientes internas –políticas o de ideas–, dizque para evitar choques, mantener unidad y conseguir consenso. Y aquel que violente dichos lineamientos se hará acreedor a una sanción que incluye la expulsión.
¿Qué significa lo anterior, si tomamos en cuenta que Polevnsky y Polanco son adoradores de dictaduras como las de Chávez y Maduro?
Que Morena es hoy un remedo de “la dictadura perfecta” del viejo PRI.
¡El cambio de los millennials!
Al tiempo.