Economía en sentido contrario: Banamex
Uso de Razón
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de noviembre de 2016.- Si fuera boxeador diríamos que tiene “mandíbula de cristal”. La tocan y se va a la lona.
Y peor aún, no logra entusiasmar a nadie, ni a sus partidarios, con ninguna propuesta.
Hillary Clinton estuvo a punto de perder la elección interna del Partido Demócrata con un excéntrico y filo socialista como Bernie Sanders, y ahora está abajo en algunas encuestas contra un racista e ignorante que nunca ha participado en política.
Es patético que Clinton no haya podido liquidar en la campaña a Donald Trump, que tiene todos los negativos imaginables en una sociedad conservadora y respetuosa de la ley como es la estadounidense.
Ante el ascenso de Donald Trump en la recta final de la campaña, el Presidente Obama ha debido tomarse cuatro días para dedicarse de tiempo completo a ayudar a la señora Clinton, que no puede penetrar en el corazón ni en la mente del electorado.
El director del FBI anunció que había más correos de Hillary que faltaba por analizar, para ver si violó normas de seguridad cuando fue secretaria de Estado, al utilizar para ellos un servidor privado.
Y eso pone a temblar a Clinton, sube a Trump y el mundo asiste nervioso al espectáculo de la debilidad de una candidata presidencial que se cimbra con unos papeles que no son fraude ni estafa ni constituyen delito.
Con esa acusación endeble, que es un descuido burocrático por el cual ya se disculpó, Hillary Clinton ha estado contra las cuerdas desde que inició la campaña presidencial.
Quien la acusa es un acosador sexual. Él, Donald Trump, acosó a numerosas mujeres que lo han denunciado públicamente, y Hillary no aprovechó ese delito repulsivo para acabar con él.
The New York Times publicó que Donald Trump evadió impuestos desde la década de los 90.
Sí, un hombre multimillonario que se ha enriquecido, entre otros factores, por robarle recursos al país que aspira a dirigir, salió indemne de ese lance durante la campaña porque Hillary se lo permitió.
Donald Trump no ha despegado más en esta campaña por el peso mismo de sus lastres personales, pero no porque enfrente tenga a una contrincante que lo arrincone y lo exhiba como lo que es: un patán con dinero.
Los comentarios procaces de Trump acerca de mujeres que todo se lo permitían por ser famoso y rico, nunca tuvieron una respuesta contundente de Hillary como mujer y como candidata.
Al contrario, apenas insinuaba el tema, Trump la apabullaba con los deslices de su marido –Bill- ocurridos hace dos décadas.
Y cuando Trump cae a lo más bajo en las encuestas debido a que manda al diablo a su partido y a las instituciones electorales, se levanta gracias a unos papeles que no tienen ninguna importancia al lado de sus trapacerías como persona y como hombre de negocios.
Comentario final: no creo que los estadounidenses se hayan envilecido de la noche a la mañana para apoyar a un evasor, acosador, racista e ignorante, sino que Hillary Clinton es una pésima candidata que no entusiasma con nada.
A pesar de ello, esperemos que Hillary gane el próximo martes.