Paloma Sánchez-Garnica, premio Planeta 2024, y Beatriz Serrano, finalista
OAXACA, Oax., 24 de agosto de 2017.- Un día como hoy, de 1869, murió el violinista, pianista y compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá Prieto, a los 38 años, en la Ciudad de Oaxaca.
No obstante, su legado cultural ha permanecido por 148 años y seguirá en los corazones de los oaxaqueños, para quien representa uno de los máximos exponentes de la música en Oaxaca.
El autor nació el 12 de septiembre de 1831, en la Ciudad de Oaxaca.
Sus padres fueron Antonio Alcalá Juárez y María Guadalupe Prieto Acuña, quienes se dedicaban a las labores del campo, trabajo que también desempeñó el artista a temprana edad.
Desde muy joven, se interesó en la música, y pronto no le bastó escucharla sino que anhelaba hacer canciones propias, por lo que pagó sus estudios con lo poco que lograba sacar de sus largas jornadas en el campo.
Su compromiso con la música y su habilidad para tocar piano, órgano, violín, viola, violonchelo, contrabajo y guitarra, se vieron recompensados cuando el gobierno de Oaxaca le otorgó una beca para estudiar música en la Ciudad de México.
Tiempo después volvió a Oaxaca y se integró a la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia, y en 1950, a los 19 años, ya tenía su propia banda que tocaba en bailes, serenatas y fiestas particulares.
El 30 de julio de 1854, Macedonio Alcalá, a los 23 años de edad, contrajo nupcias con Petronila Palacios de 21 años, originaria de Yanhuitlán, de este matrimonio provinieron tres hijos: José, Soledad e Ignacio.
Luego de mudarse a Yanhuitlán, Macedonio enfrentó una severa crisis económica, además de que padeció la enfermedad de la tuberculosis, solo la ayuda de la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia le permitió sobrellevar su situación.
Durante su convalecencia, indígenas de Tlacolula de Matamoros, le pidieron que compusiera un vals en honor a la Virgen María, patrona de la población, labor en la que Macedonio Alcalá trabajó sus últimos meses de vida.
Así surgió el que es considerado un himno para los oaxaqueños: Dios nunca muere, un vals que no falta en las fiestas culturales y tradicionales de Oaxaca, recordando el legado del gran músico.
Macedonio Alcalá murió el 24 de agosto de 1869 en la casa que hoy lleva el número 85 de la Avenida Morelos, a un costado de la iglesia de las Nieves.
El Andador Turístico y el teatro más representativo de Oaxaca ostentan el nombre de este músico, hijo predilecto de la Ciudad.