Diferencias entre un estúpido y un idiota
MORELIA, Mich., 21 de octubre.-Tiene razón Andrés Manuel López Obrador cuando comentó en su cuenta Twitter que sus detractores lo comparaban con Donald Trump, incluso respondió: “como dirían los jóvenes, no manchen”.
Tiene razón, pero no son pocos los adversarios políticos y muchos los intereses que hay detrás del poder, que seguramente nunca le permitirán ganar la Presidencia de la República, así el país esté reventando y con patas arriba.
Las campañas en su contra continuarán y se seguirán acentuando. Lo único que queda claro que es el único líder que hay en estos momentos. Los demás son producto de los grupos de poder y de la mercadotecnia.
El priista Enrique Ochoa fue nombrado por el Ejecutivo federal y no tiene ningún liderazgo, detrás de él está la figura presidencial. Los panistas privilegiados provienen de pequeñas células, como las 11 familias de Morelia, donde surgió Felipe Calderón, quien nunca había ganado siquiera una elección de jefe de manzana. Margarita Zavala es lo mismo, con el estigma de haber sido la mujer del Presidente que ocasionó más de 80 mil muertes en la guerra contra con el narcotráfico.
El PRD está en la lona, se mantiene con ciertas canonjías después de haber seguido el juego al Pacto por México y de haber avalado, junto con los legisladores panitas, las llamadas reformas estructurales.
Hoy como nunca, la figura presidencial había estado tan devaluada, pero no implica que el PRI esté derrotado. Junto con el PAN harán todo lo posible por acabar con López Obrador, el único precandidato que pudiera cambiar el rumbo del país, aunque tampoco sería algo sencillo, porque las condiciones son totalmente adversas en todos los sentidos, sin contar que habría un bloqueo inminente por parte de los grupos económicos más poderosos.
Pero López Obrador sigue en la lucha y hasta el momento por más golpes que recibe más lo fortalecen. Será interesante ver lo que sucede. Las redes sociales jugarán un papel importante.
Pero la maquinaria de los grupos de poder es impresionante. Sin embargo, la realidad no se puede ocultar. El país tiene una deuda de más de ocho billones de pesos; los recursos energéticos en proceso de privatización; el peso devaluado; una creciente delincuencia, mayor número de pobres y la corrupción nuestra de cada día.
Fuente: Quadratín Debate