El episcopado ante el segundo piso de la 4T
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de mayo de 2020.- La realidad. Y la capacidad que tiene Andrés Manuel López Obrador para nunca alejarse de ésta. Para no intentar ocultarla con los dedos de una mano.
Dos meses, larguísimos, trágicos para el país. Dos meses de total aislamiento. Y hoy lo que sigue, la importancia de ser visto, de comunicar a un país con miedo, desesperanza, pobreza, desempleo, que sigue. Que la realidad no ha desaparecido, y que el Presidente de la República es congruente con sus prioridades.
Sobre todo, que entiende a los pobres.
Por mucho tiempo, mucho, en verdad mucho, le dio su lugar a los científicos, al mismo López Gatell que inició una etapa de “rockstar” entre incongruencias de cifras, traspapelando explicaciones, sumando sin sumar, imponiendo medidas que para la mente del pueblo, de ese pueblo sabio, no resolvieron la Pandemia. Que no los llevaron de la mano a mejores sitios.
Y aunque concediésemos que pudo haber sido mucho peor, como dice el Subsecretario, lo cierto es que fue tremendo, que sigue siendo espantoso, con sus muertos, con sus contagios, pero sobre todo con la inmensa parálisis de una sociedad conformada mayoritariamente por gente que vive al día.
Yo quiero creer, no tenemos el conocimiento, que el manejo de los científicos fue el correcto. Lo único cierto, incuestionable, fue la capacidad de respuesta encabezada por Marcelo Ebrard montado en un permanente vuelo a China, en una conciliación, en una batalla por las camas de hospitales y los ventiladores.
Esa etapa ya se solucionó.
En algunas partes del país menos que en otras.
Y López Obrador inaugura la próxima semana la nueva realidad. En avión. Con cubre bocas, por carretera, en el Sureste. Inicio de la construcción del Tren Maya, pero también del Turismo. De la llegada de los viajeros, actividad esencial para Quintana Roo, lo que Carlos Joaquín ha venido luchando para que se entienda, para que la federación, los científicos desde sus laboratorios, sus esquemas estadísticos, lo entiendan. Porque si no hay viajeros, cientos de miles de personas en el Estado no pueden llevar pan a su mesa, y casi el 50 por ciento de los ingresos del país, más que por el petróleo, se pierden.
El gobernador de Quintana Roo ha dicho que a principios de la segunda semana de Junio comenzarán a llegar turistas, con nuevas formas de cuidado sanitario. Y es urgente que lo hagan, es parte de esa realidad que en las conferencias de las siete de la noche, no vieron. O no quisieron ver.
El Presidente de la República irá, también, a Chiapas, a Mérida, a Tabasco para supervisar la construcción de Dos Bocas, otro de sus proyectos más importantes. A un Tabasco donde todavía hay muchos casos de Coronavirus.
¿Hay riesgo? Definitivamente sí, claro que hay riesgo. Pero los hospitales han sido reconvertidos, hay camas disponibles, y la otra opción era, literal, morirse de hambre.
Por lo tanto, para grandes sectores, de la industria de la construcción, petroleros, del Turismo, empresarios nacionales y extranjeros, la gira presidencial de la semana próxima es importantísima, es más que un banderazo de salida, un banderazo de regreso…
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