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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de febrero de 2019.- Infecciones por hongos, atropellamiento por botes que se acercan demasiado, ruido de las numerosas embarcaciones y contaminación, son sólo algunos de los problemas a los que se enfrentan las ballenas en los mares mexicanos debido al mal manejo del turismo supuestamente ecológico, alertó Luis Medrano González, investigador de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
De acuerdo a un comunicado de la Máxima Casa de Estudios, en el mundo hay 14 especies; de ellas, tenemos ocho en el país, cada una con sus propios hábitos de migración o desplazamiento.
Anualmente, cerca de 20 mil ballenas grises y seis mil jorobadas migran a las costas del Pacífico mexicano y las islas Revillagigedo, en donde encuentran sitios propicios para aparearse y cuidar a sus crías.
En la década de 1970 nuestra nación fue vanguardista en la protección de las ballenas, al ser la primera en declarar zonas de refugio, pero ahora esta labor se ha visto afectada por el desarrollo poco regulado del ecoturismo, las malas prácticas de observación, el impulso del turismo general en las costas, y los planes que ofrecen visitas a lugares alejados, como islas, y que hasta ahora eran santuarios para diversas especies.
El turismo es parte importante de la economía, reconoció Medrano González, pero debido a los problemas que genera cuando está mal regulado, no es el mejor ejemplo para la conservación de los recursos naturales, las ballenas incluidas.
México cuenta con normas de conservación y promotores turísticos adecuados, pero el problema radica en que la observación de los cetáceos es una práctica mal realizada con frecuencia, que obedece más a los afanes de lucro de personas y empresas, que a políticas de conservación o educación.
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