Trump o Kamala, ¿quién nos conviene?
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de octubre de 2020.- Llega, sí, el momento de la verdad. Estamos pues por ver si a la emergencia sanitaria que ocasionó la clara crisis económica recesiva habrá de sumarse una crisis financiera que agrave nuestra capacidad de reacción ante la caída de la economía.
En despoblado, ante la ausencia de políticas fiscales que alivien la débil situación de las MiPymes en los siguientes meses, tendrá que verse qué nos dice y en qué velocidad se mueve el termómetro de la cartera vencida en un muy saludable 2 por ciento, por la flexibilización de los criterios contables que se aplicó a los bancos y a grupos financieros.
Pasaron en un abrir y cerrar de ojos los seis meses de apoyo en una primera parte de un paquete de apoyo a deudores de la banca al que se adhirieron poco más de ocho millones de cuentahabientes.
Viene la segunda parte de ese programa en donde no habrá tratos generalizados, sino será caso por caso el que se analice y decida entre el deudor y el banco del que se trate. Trajes a la medida.
Habría que ver cuántos de esos 8 millones y un poco más de acreditados que solicitaron apoyo en el primer tramo de políticas en su favor acuden a una segunda vuelta de oportunidad.
Y habrá que ver si la banca tiene capacidad para atender una larga fila de 8 millones y poco más de acreditados que quieren negociar con la banca una flexibilización de sus obligaciones de pago. Y ver si llegan a un acuerdo.
Ese es el punto: ¿Cuántos de ellos lo conseguirán y por cuánto tiempo? ¿cuántos de los que no consigan lo que creen necesitar tendrán que caer en cartera vencida?
Cuánto se habrán de minar las reservas que los bancos habían contemplado en caso de presentarse casos como el actual o cercanos.
El crédito del sistema bancario es de 5.5 billones de pesos según la firma Bursamétrica. De las reservas se habla de 100 mil millones de pesos. Un incremento a 10 por ciento de la cartera vencida borra de un plumazo 55 por ciento de lo reservado para atender la contingencia.
Pero no solo eso; contrae la posibilidad de seguir ejerciendo financiamientos. Un verdadero credit Crunch.
El Credit Crunch es una contracción crediticia fruto de una crisis financiera en donde se impone una restricción severa al crédito por parte de los bancos o por el endurecimiento de las condiciones de acceso a los préstamos por parte de éstos.
Hoy la cartera vencida está en niveles de dos por ciento. Si avanzara a los niveles que alcanzó en la crisis de 1995 estaríamos en la antesala de la peor crisis a la que se haya enfrentado el país en su historia post revolucionaria. No es muy probable que llegue a niveles de 18 por ciento de la cartera vencida de aquel entonces, pero con que llegara a 10 por ciento sería suficiente como para observar una contracción del crédito que haga más complejo el reto de superar la recesión económica.
Dada la gravedad de esta situación a nivel mundial sería relativamente probable que los organismos internacionales pugnaran por un programa de apoyo a las naciones más dañadas por una pandemia que está lejos de terminar. No obstante, fincar la más mínima posibilidad de que ello nos apoye es iluso e insostenible.
¿Qué es lo que está haciendo con dar la espalda a invertir recursos fiscales en el proceso de la recuperación económica de la pandemia? Transfiriendo a las familias mexicanas la factura de esta crisis; así de simple.
Nadie va a hacer la tarea que nos corresponde a nosotros. Por ello, llega, me parece, el momento de la verdad.