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Rebelión contra las reformas a la ley del ISSSTE
OAXACA, Oax., 17 de agosto de 2017.- Más que insatisfacción encontramos en las estadísticas. Los ciudadanos no somos números ni bolitas de ábaco.
Ayer aventuré una encuesta -nada representativa- en el Twitter. Pregunté a quien pudo leerla cuál era su principal preocupación; entre la “educación”, “salud”, programas sociales, la escasa ciudadanía que votó, arrojó un resultado que puede mandar una poderosa y oportuna llamada de atención a quienes tienen la tarea de cuidarnos: la inseguridad.
¿A cuántos ciudadanos debe cuidar un policía? Cuántos tenemos. ¿Alcanzan? ¿Tienen salarios decorosos que les hagan inmunes a complicidades? ¿Es su vocación?
Son muchas cuestiones que a la gente no importa. Quiere resultados más allá de los jefes policiales, que tienen que ponerse de acuerdo para que nadie se lleve la medalla.
La verdad es que la ciudadanía no vive tranquila, no camina con confianza todas las calles, está afectada psicológicamente; más allá de lo material, está la familia y hay alguien que está facilitando el efecto cucaracha, presentando a Oaxaca como un manjar para el robo a mano armada y a casa habitación, autopartes y de negocios.
Buena parte de Oaxaca no descansa porque se va a la cama con el pendiente de delincuentes que integran bandas numerosas y que saben hacer su trabajo y que son obsequiados con ciertas zonas de la ciudad donde ni por error pasa una patrulla; y cuando pasa, se saludan.
El principio de la recomposición social es la seguridad de que gobierna y vecinos nos cuidan y nos cuidamos, dejando atrás la apatía.
Una vez que se terminan las campañas y el protocolo, los triunfadores tienen la obligación de gobernar para todos; hasta para quienes no votaron. Los gobiernos no tienen partidos. Y el primer contacto que el ciudadano tiene es la autoridad municipal.
Es entendible que existan limitantes, materiales, de recurso humano, de planeación, de vocación, de valores, de interés.
Habrá ciudadanos que tengan la posibilidad de contratar seguridad privada, colocar cercas electrificadas y tecnología aplicada a la seguridad.
¿Cuántos? ¿Y los demás?
Lo más fácil es culpar al gobierno sin saber claramente atribuciones constitucionales y el reparto de culpas resulta fácil poniéndole nombres propios. El supremo fin del Estado -así con mayúscula- es el bien común. Necesitamos a los tres órdenes de gobierno.
¿Y nosotros? ¿Qué hacemos? La apatía nos carcome como arriera y lejos de aportar una mínimínima parte en la solución, le sacamos la lengua al vecino y nos alegramos cuando le roban.
Los Comvive, que han tenido diversos nombres a lo largo de los años, ¿han servido para aquello para lo que fueron ideados?
Dejo al aire la respuesta.
Usted enferma mentalmente.
No concilia normalmente el sueño.
La convivencia familiar cambia.
En el trabajo, no rinde lo mismo.
En el peor de los casos, con impotencia y molestia, se resigna a creer en la colusión entre policías y delincuentes; y esto lo lleva a tomar decisiones equivocadas.
Con mis vecinos estamos poniendo manos a la obra de la mano de la autoridad. Queremos recuperar la tranquilidad, el sueño, la confianza y necesitamos de ustedes, policías calientes que como nosotros, aman a Oaxaca, más allá de la política.
Ningún gobierno puede solo. Tratamos de ser ciudadanos responsables.
Con la brevedad de estas líneas quienes me escribieron, llamaron y atendieron la encuesta, son el resumen de lo que la mayoría quiere:
Seguridad para nosotros y nuestras familias.
@MoisesMolinar
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