El adiós del 37

Luego de 20 años en los diamantes, el receptor Erik Rodríguez se retira como jugador profesional de beisbol 

“El regiomontano ocupa un lugar muy especial en el corazón de todos los oaxaqueños ya que desde sus inicio en el año 2001 portó y defendió los colores de la tribu bélica con esa garra y forma de jugar que lo caracterizó por toda su carrera en el terreno de juego” 

Con esa palabras, las cuales fueron talladas en una placa conmemorativa, la organización de Guerreros de Oaxaca reconoció la trayectoria del receptor Erik Rodríguez, quien este 22 de abril dijo adiós a los diamantes de la Liga Mexicana de Béisbol 

En el marco de la jornada inaugural de la temporada 2022 de la Liga Mexicana de Béisbol, el estadio de béisbol Eduardo Vasconcelos vivió un emotivo momento con el adiós de Erik Rodríguez como jugador profesional. 

Entre fuegos artificiales y una gran ovación, la organización de Guerreros de Oaxaca retiró el número de uno de sus jugadores insignia, quien estuvo acompañado por Alfredo Harp Helú, su esposa María Isabel Grañén Porrúa y su familia. 

Previo, el receptor originario de Monterrey, Nuevo León fue el encargado de tirar la primera bola que marcó el arranque de la temporada 2022 en el máximo circuito veraniego de beisbol 

Erik Rodríguez inició su carrera dentro de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) en 2001, a sus 21 años de edad bajo el mando del histórico cañonero Nelson Barrera Romellón con los Guerreros de Oaxaca. 

Entre lo más notable de su carrera, el ‘Capitán’ bélico ganó 4 Guantes de Oro y participó en 8 Juegos de Estrellas de la LMB Y dejó marca de 1,392 hits, 245 dobles, 61 cuadrangulares y 645 carreras producidas en 1,509 juegos, convirtiéndose en el pelotero con más encuentros disputados con la “tribu zapoteca”. 

En 2020, Rodríguez decidió tomar el mando como mánager-jugador del conjunto oaxaqueño; sin embargo, fue hasta 2021 cuando pudo desempeñar su papel debido a la pandemia por el Covid – 19. 

“Gracias #37, tu legado se queda en Oaxaca por siempre” es la frase que remata la placa que fue entregada al ahora exreceptor bélico, quien ahora forma parte de la historia de los Guerreros de Oaxaca.