La posverdad judicial
Parecería un cuento de Ray Bradbury, de esos relatos de ciencia ficción, pero no. El stress hidráulico que padece el país ha llevado a los mandatarios de Chihuahua y Nuevo León al bombardeo de nubes con yoduro de sodio para provocar lluvias y mitigar la sed. En tanto, el gobierno federal ha declaró que el almacenaje y abasto del líquido, es una cuestión de seguridad nacional.
En días pasados el jefe del Ejecutivo Federal visitó Nuevo León, y acompañado del joven Samuel García, anunció obras de captación y abasto del vital líquido para mitigar la sed en la norteña entidad, con la construcción del acueducto, Cuchillo II, con un costo de diez mil millones de pesos y bajo la supervisión, claro está, del Ejercito.
También, no hace poco, el gobierno capitalino informó sobre el racionamiento del agua en varias alcaldías de la ciudad de México, pues pese a las intensas lluvias registradas en el centro del país, ni mantos, ni presas se han podido llenar y alcanzan sólo a la mitad de su capacidad.
En este sentido, diversos académicos han vertido sus opiniones y conocimientos sobre el tema y aseguran que falta una solución eficiente a la crisis hídrica.
Veamos, para Fernando González Villareal, director de Pumagua, en el asunto del agua se ha llegado al punto en que es un recurso escaso en diversas regiones del país y los problemas no se están resolviendo de forma eficiente.
Explica el estudioso que la variabilidad hidrológica de México es alta, entre temporadas de lluvias y de secas, entre años y entre regiones, como el norte y el sur, lo cual nos expone de forma natural. Por ello, se requiere contar con sistemas capaces de afrontar cualquier condición meteorológica, diseñados para suministrar agua en condiciones adecuadas todo el tiempo.
Detalla que en el presente año se ha vivido una condición de La Niña, asociada con sequías en el norte del país, y bajo esas condiciones se espera más actividad de huracanes en el Atlántico, el mar Caribe y el Golfo de México: “Ya deberían estar uno detrás de otro, pero hasta lo que llevamos de agosto no ha sido así. Estas situaciones abonan a la incertidumbre que tenemos y se constituyen en retos científicos”.
Otro de nuestros investigadores de la máxima casa de estudios del país, Víctor Magaña Rueda, del Instituto de Geografía, asevera que hay una crisis hidraúlica “y mientras no comencemos a resolverla, se pensará que la falta del fluido para la agricultura, la industria y los hogares “se debe sólo al cambio climático”. El estudioso detalla que hay diferentes tipos de sequía: “meteorológica, cuando no llueve lo que se espera; hidrológica, carencia en las presas; agrícola, escasea para el riego de cultivos, y socioeconómica, cuando el recurso es insuficiente para dotar a las poblaciones y la industria, y únicamente la primera es un proceso natural, ya que en las demás está de por medio el manejo que se haga del recurso.
“Se confunde la aridez con la sequía, y la condición natural en el norte es ser un territorio árido y semiárido, por lo que "no podemos caer en un enfoque naturalista del problema y decir que la naturaleza “nos está pasando la factura”.Se debe reconocer que, por las condiciones climáticas, va a llover poco y con base en ello establecer cuánta agua puede distribuirse cada año. Otros especialistas se han sumado a la advertencia sobre el stress hidraúlico y solicitan de los tres niveles de gobierno promover sistemas para reponer agua que extraen de pozos.
Así, Manuel Perló, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM hace una seria advertencia: “aunque la Ciudad de México depende cada vez más del agua del acuífero, se carece de un programa que promueva la recaiga adecuada del mismo con sistemas artificiales”.
Estamos sobreexplotando los acuíferos y no inducimos la recaiga artificial de las lluvias. Tenemos un déficit enorme en reabastecer los acuíferos, la mayor parte de los proyectos propuestos de recaiga artificial no están funcionando, cuando tenemos que poner más atención en reponer lo que extraemos.
La crisis o stress hidráulico, no es un cuento o novela de ciencia ficción, es un escenario a futuro real. La tercera guerra mundial no será por los combustibles fósiles, será por el agua, el vital líquido que da vida al planeta azul.