Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
OAXACA, Oax. 12 de noviembre de 2017.- En octubre, se conmemoraron (o en este noviembre según el calendario juliano) 100 años de la guerra civil en Rusia, la guerra encabezada por Vladimir Ilich Ulianov (Lenin) que derrocó al Régimen Zarista de ese país. Al paso de esa centuria, la celebración oficial, en manos del actual Gobernante Vladimir Putin, fue sobria y nada alegórica.
Para quienes en la década de los 80 del siglo pasado nos formamos con la utopía cubana y la de la, primero Rusia, después Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, (URSS) ahora de nuevo Rusia, este acontecimiento nos llena de agrado., pero, para Putin pareciera ser que el aniversario de la Revolución que dio paso al experimento de setenta años de socialismo, es preferible que, antes que una celebración oficial mejor a esa Revolución la atiendan los historiadores.
Al actual gobernante ruso no le importa nada de esa revolución, para que recordar que existe el “Aurora”, buque símbolo de la revolución rusa y sobre el que los rusos en la segunda guerra mundial al ser bombardeado por el ejército nazi, decían que “mientras resista el Aurora, Leningrado sigue vivo”.
Es una línea de Estado, impuesta por el actual presidente ruso la de dejar al olvido aquello que reviva el paso glorioso de la URSS.
A Putin según refieren notas periodísticas que hasta nosotros llegan, -entre ellas la de proceso de Noviembre “El nacimiento de una utopía 1917-2017 centenario de la revolución rusa- le es más favorable, incluso, buscar volver con honores a los descendientes de los Zares que despertar la momia de Lenin.
Putin ha dicho sobre la revolución socialista en Rusia que “No sólo los historiadores, también la sociedad rusa necesita una apreciación honesta y profunda de aquellos acontecimientos, es absolutamente intolerable provocar divisiones, odio y condenas y hacer nuestra relación con el pasado más difícil”.
¿Qué envuelven estas frases? en mi opinión, borrar el pasado histórico de un pueblo que marcó en el escenario mundial el equilibrio en una guerra fría, caracterizado por una forma de gobierno con igualdad de oportunidades para sus habitantes.
Por otra parte, el olvido de toda una filosofía de gobierno, en donde a partir de la globalización y el desprecio por la humanidad, ha dejado de importar el hombre (como especie) y su entorno.
Y da paso a la acumulación en detrimento de las mayorías, la destrucción de lanaturaleza y el exterminio de especies, sin importar nada más que el numen mundial, el dinero.
Comento, por último, una parte poco reflejada de Lenin, que como en todo revolucionario su vida privada, también le hacía escribir profundas frases poéticas llenas de amor a “ese corazón mío”, su amor secreto.
Vean esta intensa muestra de comunicación epistolar con el amor que al morir “todo su ser y no solo su rostro expresaba una tristeza tal que nadie se atrevía a saludarlo, ni siquiera con un gesto de la cabeza. Era obvio que él quería estar solo con su dolor.”
Ella le escribió así: “Separados. Estamos separados, querido mío. Y es tan doloroso para mí. Al encontrarme de nuevo en estos lugares tan familiares, entendí como nunca antes el lugar gigantesco que ocupaste en mi vida cuando estábamos juntos en París.
Todo lo que hice aquí estaba relacionado contigo. Sin embargo. En ese entonces no estaba enamorada de ti, pero te quería mucho. Tú me preguntas si te tengo resentimiento porque decidiste nuestra ruptura. No, porque creo que no lo hiciste pensando en ti”.
En la ruptura física con su amor él contestó “Me parece que la reivindicación del amor libre es imprecisa, además en el clima actual, considero que puede ser vista como una reivindicación burguesa y no como una reivindicación proletaria, aun así sé que tal no es su posición”.
Que prohíbas algunas cosas en este trance de querer cambiar el mundo. Trabajo, para no esperar, que en el tiempo y la analogía vuelva el tren blindado. Reflexiones que sólo son Fundamentos.