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Las hormonas conocidas como péptidos natriuréticos auriculares que produce el corazón y que son fundamentales en la salud de los seres humanos, fue el tema principal de la conferencia El Corazón como órgano endócrino, primera sesión del nuevo ciclo Bajo el microscopio, coordinado por Adolfo Martínez Palomo, miembro de El Colegio Nacional.
Al tomar la palabra, el colegiado recordó que el bombeo de la sangre se encontró en 1628 por el médico investigador inglés William Harvey, quien analizó cómo circulaba este flujo en el organismo y cómo esto era gracias a la actividad de contracción del corazón. Agregó que tuvieron que pasar 353 años para que los humanos se dieran cuenta que el corazón es un órgano endócrino y “ahora se sabe que también produce hormonas”.
De acuerdo con el experto en biología de células cancerosas, las hormonas que produce este órgano se llaman péptidos natriuréticos auriculares, porque son proteínas pequeñas que producen la eliminación de sal y se encuentran sólo en las aurículas del corazón. “Provocan que se aflojen los vasos sanguíneos y que la resistencia al paso de la sangre impulsada por éste sea menor”. También pueden disminuir la secreción de aldosterona, aumentar la secreción de sodio y orina, y alimentar la lipólisis, es decir, la destrucción de los lípidos del organismo. “Un efecto complejo que por eso ha tardado varios años en entenderse”, informó el Colegio Nacional en un comunicado.
“Cuando el corazón tiene estrés, hacemos un ejercicio violento, perdemos peso o nos enfrentamos a un frío súbito; entonces se liberan estos péptidos natriuréticos y tendremos una respuesta favorable para el organismo; sin embargo, en casos de obesidad avanzada o de resistencia a la insulina en cualquier tipo de diabetes, se producen menos péptidos y se generan complicaciones cardiacas a consecuencia de una menor producción de la hormona del corazón”, explicó el médico mexicano.
En sus palabras, la biología molecular ha avanzado tanto que se han podido analizar los aminoácidos que conforman los péptidos natriuréticos y se han encontrado tres tipos de esta proteína. Estos hallazgos, que tienen su origen en 1963 con los estudios del cardiólogo checo Bruno Kisch, provocaron una verdadera revolución en la medicina y uno de los grandes descubrimientos en la materia.
El investigador médico también habló de sus trabajos de laboratorio de 1966 en los que estudió los gránulos miocárdicos “específicos” auriculares y las alteraciones fisiológicas que provocaban en el organismo. Hizo la primera demostración experimental de que los gránulos del corazón de mamíferos, específicamente de la rata, estaban relacionados con la presión arterial.
En la sesión, realizada en formato presencial en el Aula Mayor de El Colegio Nacional y transmitida en vivo el 9 de febrero por las plataformas digitales de la dependencia, participó a la distancia María del Carmen Lacy Niebla, miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Cardiología, quien se refirió al corazón como un órgano apasionante que late al menos cien mil veces al día, lo que equivale a 230 millones de latidos durante un mes y bombea 360 litros de sangre por hora, lo que se puede traducir en más 20 millones de litros durante la vida.
“Si falla el corazón, todo falla”, enfatizó la también jefa de hospitalización del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez. Cuando este órgano falla se habla de insuficiencia cardiaca, un síndrome complejo en el que participan respuestas estructurales y funcionales que producen alteraciones tanto en el llenado como el vaciamiento cardiaco. Se trata de un síndrome en el que intervienen múltiples sistemas biológicos y cada paciente es único. Hasta ahora, una de cada 10 personas mayores de 50 años lo padecen, explicó la experta.
Agregó que para sobrevivir se tiene que compensar la insuficiencia cardíaca. La especialista sostuvo que, en los últimos años, se han logrado importantes avances en el tratamiento de la falla cardiaca al inhibir los diferentes sistemas neuro-hormonales. “Cuando la falla cardiaca empeora hay retención de líquidos y aumenta el tamaño del corazón, es la medición de los péptidos natriuréticos y la terapéutica guiada por sus concentraciones, los que marcan una nueva etapa en el tratamiento”.
En palabras de la especialista, los péptidos natriuréticos no sólo se encuentran en el corazón, sino en diversos tejidos del organismo, aunque su principal secreción es en las aurículas de este órgano. Estas hormonas intervienen en efectos fisiológicos como la excreción de sodio, la vasodilatación periférica y la atenuación del sistema adrenérgico y endotelial, que estimula a las neuronas que segregan adrenalina.
Puntualizó que hay tres formas conocidas de estas hormonas: ANP (Atrial Natriuretic Peptide) BNP (Brain Natriuretic Peptide) y CNP (Natriuretic Peptide Type-C), todas ellas se presentan como un marcador bioquímico ideal para orientar la terapéutica y determinar el pronóstico frente a una falla del corazón en cada paciente. Por ejemplo, el BNP es un importante predictor de mortalidad en población de edad avanzada con infarto del miocardio o insuficiencia cardiaca avanzada, y permite detectar a los pacientes descompasados que necesitaran de forma temprana la re-hospitalización.
En el ciclo Bajo el Microscopio, Adolfo Martínez Palomo compartirá con la sociedad, a través de una serie de charlas a lo largo del año, los hallazgos que se han realizado en el laboratorio y que han enriquecido el conocimiento relacionado con la salud y la enfermedad.
El Corazón como órgano endócrino, primera sesión del nuevo ciclo Bajo el microscopio, coordinado por Adolfo Martínez Palomo, miembro de El Colegio Nacional, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.