Palacio y Congreso frenarán candidatos de la Corte
OAXACA, Oax., 2 de julio de 2018.- Debemos celebrar la democracia pluralista que hemos venido construyendo de manera progresiva. No es perfecta, pero funciona y en ella cabemos todos. Ahora habrá que reconstruir la República.
Las luces rojas encendidas por el movimiento estudiantil de 1968 y el primer lustro de los años 70 fueron apagadas con la reforma política de 1977 bajo la promesa de que la izquierda algún día llegaría al poder a través de los votos.
Se quedó cerca en 1988 con Cuauhtémoc Cárdenas y en 2006 con López Obrador.
Hubo de soportar la alternancia hacia la derecha en 2000 y, en particular, la noche amarga de julio seis años después.
Mientras ello ocurría, diversos factores internacionales (caída del Muro de Berlín en 1989 y la Unión Soviética en 1991 más la llegada del neoliberalismo) e internos (el predominio del capitalismo rentista sobre la inversión y el trabajo productivo) impactaron la estructura de la sociedad, cada vez más desprotegida y desigual.
La crisis financiera internacional de 2008, cuyos efectos aún cobran factura, y la mal hecha política anticrimen del gobierno de Felipe Calderón, coadyuvaron a devolver la Presidencia al PRI en 2012.
A su vez, este no pudo traducir sus nuevas promesas económicas, sociales y de seguridad en realidades concretas, aunque hay que reconocer que reforzo las garantías institucionales de la democracia electoral, todo lo cual favoreció la alternancia de ayer.
El pueblo mexicano por mayoría absoluta resolvió concluir un ciclo político de 50 años, iniciado en 1968 con el movimiento estudiantil y otro de naturaleza económica intensificado desde 1998.
La promesa ha sido cumplida. En la democracia cabemos todos. Los frutos del desarrollo deben ser compartidos. Los derechos son primero.
Estas son las varas con las que mediremos al nuevo gobierno. Oaxaca deberá contribuir con su talento histórico a transitar a la IV República Federal. La de los principios y las garantías.
Cuando conmemoramos 200 años de la Constitución de 1824, cuando concluya el sexenio de López Obrador, entonces deberemos vivir en un México con un estado de Derecho mejor que el de hoy. Para ello, todos estamos convocados. ¡Que viva Oaxaca! ¡Que viva Mexico!