¿A quién corresponde defender?
Usted, lector de Teléfono Rojo, lo sabía desde el 26 de octubre:
Los vuelos internacionales y de carga llegarán a la Base Aérea de Santa Lucía y los nacionales al todavía vigente Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Es una decisión tomada antes de lanzar la consulta.
Antes de la elección del 1 de julio, diría yo.
Porque ese 26 de octubre dimos la primicia:
Más allá de la consulta, hay escenarios.
El fundamental: El discurso del próximo lleva al proyecto a la Base Aérea de Santa Lucía en combinación con el vetusto Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), es posible imaginar el futuro inmediato.
Todo en función del diseño deJavier Jiménez Espriú, inminente secretario de Comunicaciones y Transportes, y su jefe, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
A ojos del mundo, la imagen será la terminal militar.
A Santa Lucía llegarán los vuelos internacionales, en especial los de mayor horas vuelo, y si quieren viajar a algún lugar de la república necesitarán trasladarse al aeródromo del municipio de Venustiano Carranza.
Eso, naturalmente, les llevará más de dos horas por la lejanía, los embotellamientos, los mil conflictos viales de la gran urbe del valle de México y por supuesto la pregonadasaturación del AICM.
Y todo con la condición fundamental: la terminada construcción de dos nuevas pistas para poder atender el tráfico hoy descargado con problemas en el actual aeropuerto internacional.
¿Y qué más?
Y LOS VUELOS NACIONALES AL AICM
La proyección es muy simplista:
1.- Vuelos de carga e internacionales.
Y 2.- vuelos nacionales con menos de cuatro horas.
Los primeros, incluidos los de carga, deberán llegar a Santa Lucía para de ahí derivarse hacia destinos secundarios: la Ciudad de México, otros lugares de provincia e inclusive el extranjero.
Y los segundos son prácticamente todos los nacionales porque el más largo es el Tijuana-México, con un máximo de210 minutos, equivalentes a tres horas y media.
La decisión tiene cálculos personales de Andrés Manuel López Obrador e intercambios con otros gobernantes para saber si se cuenta con su infraestructura.
Un dato: López Obrador preguntó al gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, si su aeropuerto puede recibir vuelos de aviones de regular tamaño y vuelos inferiores a las cuatro horas.
-Claro, presidente. Podemos recibir al avión más grande del mundo.
Y ahí está don Pancho, esperanzado en reactivar la economía estatal en alas de la aviación internacional y sobre todo de carga.
O sea, ya hay una red de protección: los aeropuertos Benito Juárez de la Ciudad de México, el de Toluca, el de Querétaro y en última instancia los de Morelos y Puebla.
Todo para decir no al nuevo aeropuerto de Texcoco.
Está usted informado con antelación.
SOLICITUD A PEÑISTAS A QUEDARSE
Ayer informamos de la transición inconclusa.
Hoy le tenemos más datos:
Varios secretarios y subsecretarios han pedido a varios directores generales, oficiales mayores y coordinadores esperar.
¿Por qué? Porque no hay relevos para ellos.
Inclusive hay temas no decididos al interior del equipo de Andrés Manuel López Obrador sobre políticas gubernamentales, en especial con grupos cachondeados en discursos pero ignorados en políticas públicas. Demos un dato: nadie sabe cómo se tratará a las iglesias, aunque las ortodoxos y protestantes hayan sido aliados de campaña del hoy presidente de la república a través del Partido Encuentro Social (PES)