Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 5 de abril de 2018.- Cualquier dato que no encaje en la legalidad, puede verse en estos momentos, como el proceso del fraude que de una manera enmarañada esperamos los mexicanos ¿Que hace el Instituto Nacional Electoral (INE) en la inscripción de los presidenciables al colocar a la señora Márgara Zavala, denunciada por fraude en 45 por ciento de su lista de firmas de independiente?
Si querían incluir a una mujer, podían haberlo hecho con Marichuy quien aunque con menos firmas, cumplió con el 95 por ciento de limpieza y representa, además, a un sector fundamental en nuestro país, los indígenas.
¿Qué respuesta puede dar el INE que desde un principio se dio cuenta de las irregularidades e incluso las publicó, a la corrupción exhibida por la señora y su equipo? ¿Es tanta la consigna y la sumisión como para que un proceso que estamos demandando claro y transparente, no se maneje como tal?
Es una ofensa para grandes sectores, pero más para los independientes -caso Pedro Kumamoto de Jalisco y Marichuy, un ejemplo de varios que sí cumplieron-, que llevaron el proceso con honestidad y actuaron de acuerdo a las normas fijadas por el órgano electoral.
Supuestamente el registro de la señora Zavala – ya en plena campaña desde el 30 de marzo-, está en veremos ante los órganos electorales, cosa que no debería de suceder porque las fallas son evidentes y burdas y desde un principio de le debió de haber rechazado como sucedió con Jaime Rodríguez Calderón El Bronco.
La intención que se maneja es la desvalorización de la campaña de Ricardo Anaya, para que la señora le quite votos y José Antonio Meade pueda ascender a segundo lugar y competir con AMLO. El verdadero golpe va dirigido al tabasqueño.
Canceladas las expectativas originales que se tenían en el candidato priista, se urden de aquí y allá cábalas, maquinaciones para inflar al señor de las cinco ex secretarías que va en tercer lugar.
Es tan patética la situación, que al inicio de las campañas, en unas horas pasaron a la señora Zavala, de tres puntos que tenía, ¡a diez!
La sombra de las jugadas y la burla para los buenos jugadores
Edwin Morgan considerado el primer poeta nacional escocés, dejó entre su abrumador trabajo, un cuentecito breve que recogen Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Cásares en su Antología de la literatura fantástica (Editorial Sudamericana 1971).
Se llama ‘La sombra de las jugadas’ con la que el gran poeta nacido en Glasgow, simbolizó la dualidad de nuestras acciones, con un resultado coincidente.
Dos reyes enemigos están jugando el ajedrez mientras sus ejércitos pelean y se destrozan. Por las noticias saben que las peleas coinciden con lo que pasa en la mesa de juego. Cuando uno de ellos derriba el tablero porque le han dado jaque mate, un soldado ensangrentado le viene a informar que su ejército ha perdido.
Morgan está considerado uno de esos grandes hombres que hicieron de su vida una permanente pluralidad, en el magisterio, la literatura, la poesía ante todo, traducciones en ruso, francés e inglés. Es conocido su poema sobre La muerte de Marilyn Monroe.
Hombre de izquierda fue mecenas de los poetas jóvenes de su país y luchador por la independencia partidaria. Murió a los 90 años, en 2010 y es lamentable que tengamos tan poco acceso a su gran obra.
Al escoger su pequeño cuento, se pretende advertir que quienes juegan en medio de conflictos –en ese caso los tramposos electorales-, recogen tarde o temprano los frutos ominosos de sus conductas.