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Los feminismos en México son un mosaico diverso de luchas, demandas y miradas que buscan la igualdad de género y la eliminación de la violencia contra las mujeres, dijo la doctora Ana Lau Jaiven, investigadora del Departamento de Política y Cultura de Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana, durante el VII Congreso de Estudios Interdisciplinarios de Género .
En un comunicado, la UAM informó que el evento mirada organizado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, tuvo como invitada a la doctora Ana Lau, con la conferencia magistral Una a los feminismos mexicanos ¿Cómo experimentaron los cuerpos y las sexualidades?
La académica explicó que los feminismos no son un bloque compacto, sino un conjunto de movimientos y perspectivas que convergen en la búsqueda de la igualdad de género y la justicia social para las mujeres. Esta diversidad se manifiesta en la multiplicidad de demandas y estrategias que utilizan para abordar la violencia de género, la discriminación y la desigualdad salarial, entre otros problemas.
Las décadas de 1960 y 1970 fueron un período clave para el movimiento, conocido como la segunda ola del feminismo. Se caracterizó por la lucha por la igualdad de derechos y la transformación de las normas sociales y culturales que limitaban a las mujeres.
La disputa contra el patriarcado en esas décadas se expresó a través de diversos movimientos que buscaban la igualdad de género en distintos ámbitos, desde el político y laboral hasta el social y sexual. Estos altercados se centraron en la reivindicación de derechos políticos, como el voto, y en la transformación de las relaciones de género tanto en el ámbito público como privado, subrayó.
Las feministas realizaron un profundo análisis del patriarcado, identificando su impacto en la familia, la sexualidad y las relaciones de poder, se cuestionaron las normas tradicionales de sexualidad, incluyendo la heterosexualidad y la monogamia, y se reivindicaron el placer sexual femenino.
Lau Jaiven indicó que la frase “lo personal es político”, es un lema feminista que sugiere que las experiencias y problemas individuales de las mujeres, a menudo considerados privados o personales, son en realidad manifestaciones de dinámicas de poder más amplias y están intrínsecamente vinculadas a estructuras políticas y sociales.
Lo que, en esencia, significa que las desigualdades y opresiones que las mujeres experimentan en sus vidas cotidianas, como la discriminación laboral, la violencia doméstica o la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, no son casos aislados, sino que están profundamente arraigados en sistemas de género y poder.
Por otra parte, precisó que es importante marcar la oposición de la iglesia ante los temas feministas, la relación ambos sectores es compleja y diversa, con posturas que van desde el rechazo total hasta la reinterpretación y adaptación de las creencias religiosas.
La Iglesia católica ha mostrado históricamente una postura de oposición o resistencia hacia ciertas demandas del feminismo, especialmente aquellas relacionadas con la igualdad de género, el aborto y la sexualidad, ha criticado lo que llama la «ideología de género» por considerarla una amenaza a los valores familiares tradicionales y la diferencia «natural» entre hombres y mujeres.
Destacó que el asesinato de mujeres por razones de género, conocido como feminicidio o feminicidio, es la muerte violenta de una mujer motivada por el hecho de ser mujer. Esta forma extrema de violencia en su contra se manifiesta en diferentes contextos y puede ser perpetrada por parejas, familiares, desconocidos, o incluso tolerada por el Estado.
En el gobierno mexicano, aunque se reconoce el feminicidio como delito y está tipificado en el Código Penal Federal y en las leyes de todas las entidades federativas como el asesinato de mujeres por razones de género, persisten problemas de impunidad y falta de homologación en la tipificación a nivel estatal, lo que dificulta el acceso a la justicia.
“Uno de los aspectos centrales de la reflexión sobre los feminismos en México es la necesidad de reconocer la interseccionalidad, es decir, la forma en que las diferentes identidades y opresiones (clase, raza, orientación sexual y discapacidad) se entrelazan y afectan a las mujeres de manera distinta”.
La lucha feminista debe ser capaz de dar voz y visibilidad a todas estas experiencias, construyendo una agenda que responda a las necesidades y realidades de cada mujer.
Concluyó que esta reflexión sobre los feminismos en México no puede ignorar el contexto de violencia que enfrentan las mujeres en el país. La normalización de la violencia de género, incluyendo feminicidios y desapariciones, exige una respuesta contundente por parte de la sociedad y del Estado. Los movimientos feministas, con su capacidad de denuncia y movilización, son fundamentales para generar conciencia y exigir justicia.
Se trata de una batalla permanente por la igualdad y la justicia, y seguirá evolucionando y adaptándose a las nuevas problemáticas que surjan. Es una reyerta que continuará hasta que se logre una sociedad justa y equitativa, donde todas las personas tengan las mismas oportunidades y derechos. (Jorge Daniel Filorio Pedraza)