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CIUDAD DE MÉXICO, 28 de septiembre de 2018.- Aun en tiempos difíciles para el crecimiento económico, pero con tasas moderadas de inflación, la administración tributaria puede ser útil en la medida que se reduzcan la evasión y la ilusión fiscal, un gran reto para el futuro. Al respecto habrá que fortalecer las capacidades recaudatorias de los estados y municipios, implementar políticas eficientes y austeras de su gasto público, así como la fiscalización gubernamental de la misma por parte de la ASF, que ya tiene facultades para ello.
De acuerdo con las estadísticas internacionales la carga fiscal del país es aun limitada, a pesar de que se ha incrementado, aun las necesidades de recursos para la política social y la creación de infraestructura son insuficientes. Es necesario para el futuro pensar en regresar ciertas facultades a las entidades federativas, considerando por supuesto su nivel de desarrollo y sin descuidar las vocaciones.
Los impuestos más importantes forman parte de la recaudación federal participable que es la base para el cálculo de las participaciones que se pagan derivado de la adhesión de cada una al sistema nacional de coordinación fiscal desde 1980. Habrá que revisar por supuesta las fórmulas de reparto de las mismas.
Por otra parte, es reconocido que el esfuerzo fiscal de los dos órdenes de gobierno, el estatal y local, ha sido muy limitado, llevando la contra a quienes apuestan por una descentralización de más responsabilidades recaudatorias, ya que aún hoy persisten deficiencias al respecto en muchos estados y no se diga de los municipios. Pero hoy se presenta la oportunidad de que realicen un esfuerzo renovado, ya que se tendrá que revisar la política fiscal, para revisar el peso que tiene la recaudación de los impuestos indirectos en la estructura tributaria nacional.
Hay elementos de confianza para lo que viene, las participaciones en los últimos tres o cuatro años han crecido por encima de lo programado, lo que ha permitido que el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, el FEIEF, tenga hoy más de 70 mil millones de pesos para cualquier contingencia, esto es que la recaudación estuviese por debajo de lo programado. Son recursos de los estados, cuyo beneficio se puede optimizar, con una política eficiente y transparente del gasto público, que reduzca igual como será en el gobierno federal, gastos innecesarios, como los de comunicación social y la revisión de sus propios programas sociales, evitando redundancias o cualquier otra intención que no sea el beneficio de la gente.
Es evidente que las posibilidades de recaudación de ingresos propios son limitadas, sus fuentes de ingresos impositivos son de bajo potencial recaudatorio, como es el caso del impuesto al hospedaje, el de nóminas con muchos gastos tributarios, el impuesto a la tenencia con subsidios altos e incluso en algunos estados no se cobra.
Los ingresos propios de los estados son muy bajos con notorias excepciones, destacando la CDMX, pero hay varios que andan por el 2 o 3 por ciento y son la mayoría.
En el caso de los municipios ya sabemos que nuestra carga fiscal es la más baja respecto de países de similar nivel de desarrollo. Mucho tiene que ver con el hecho de que una gran parte de los mismos, más de la mitad ,están en situaciones de pobreza.
Es necesario fortalecer las facultades tributarias locales, se pueden mejorar las finanzas estatales con una mejor política de gasto público, con gran responsabilidad moral para evitar los abusos que atentan contra la población de menores ingresos, con crecimiento económico, con reformas en los sistemas de administración tributaria de los estados, pero sobre todo con una fiscalización de resultados. En ello el papel de la ASF es fundamental, asi como el de las auditorias locales.