El episcopado ante el segundo piso de la 4T
CIUDAD DE MÉXICO, 29 de marzo de 2019.- “¿Qué le pasa al presidente Obrador…?”
La pregunta es recurrente en comederos políticos, entre líderes de partidos, opinadores y, sobre todo, entre empresarios.
Y es que se generaliza la percepción de que el presidente más que ser factor para resolver problemas –que es la tarea fundamental de un presidente–, es un activo generador de conflictos.
Incluso, la preocupación llegó a niveles impensables cuando senadores del PRI pusieron en duda de la salud física y emocional del presidente, luego del escándalo desatado por la carta al jefe del Estado Español.
Otros, por su parte, dicen que el peor enemigo del presidente se llama Andrés y se apellida López Obrador.
Lo cierto es que tienen razón quienes consideran que el peor enemigo de AMLO es el propio AMLO. ¿Por qué? Porque lo confirma, todos los días, la tercas realidad.
Lo confirma, por ejemplo, la terca y nada sensata destrucción del NAIM, que costó casi 150 mil millones de dólares –un Fobaproa más costoso que el de Salinas–, lo que equivale a 13 por ciento del PIB actual.
Lo confirma el empoderamiento de la CNTE por parte del presidente, quien ahora no contiene al tigre desatado y que amenaza con paralizar al país.
Lo confirma el ensayo de golpe de Estado que juntos llevan a cabo el gobierno federal –que no impide la violencia que desata la CNTE–, como la propia CNTE y, sobre todo, los diputados de Morena.
Lo confirma el reclamo locuaz a España para que pida perdón a México por la conquista, lo que desató el mayores conflictos diplomáticos en años.
Sí, el político llamado Andrés y apellidado López Obrador, es el peor enemigo del presidente Obrador, y lo confirma la terquedad ofensiva –para el Senado–, de reciclar las ternas de impresentables como aspirantes a la CRE.
Lo confirma mantener estacionado el avión presidencial, a un costo de 417 millones anuales, mientras que en los viajes presidenciales –de por lo menos 15 personas que acompañan y cuidan al presidente–, en líneas aéreas comerciales, arrojará un costo anualizado superior a los mil millones de pesos.
Lo confirma el costo de casi 30 mil millones de pesos, producto del bloqueo de las vías férreas y las carreteras, durante la protesta de la CNTE en Michoacán y en el centro del país; protesta solapada por el presidente y no sancionada por ninguna autoridad.
Lo confirma la cancelación de la cuarta subasta de largo plazo para la adquisición de energía para la CFE, que significará que no se invertirán en México más de mil 500 millones de dólares.
Lo confirman los abucheos que a lo largo de una semana recibió el presidente, tanto en un estadio como en aeropuertos y en un mitin en donde la población desmintió a Obrador cuando éste aseguraba que había bajado el precio de la energía eléctrica.
El desempleo reportado por el INEGI en 2019, confirma que la terca realidad va por un lado y los discursos presidenciales por otro; discursos que se han convertido en el peor enemigo del presidente.
Lo confirman el disparo incontenible en las cifras de muertes violentas –casi 10 mil en 120 días de gobierno–, lo que superan todos los niveles de la historia
Lo conforman las decisiones arbitrarias de licitar el 74 por ciento de todos los contratos del gobierno federal, en sólo 120 días, lo que convierte a López Obrador en el gobierno más opaco en la historia y podría terminar en el más corrupto de todos los tiempos.
Confirman que López Obrador es el peor enemigo del presidente, la futura renuncia de tres consejeros independientes de la junta directiva de Pemex, creada a partir de la reforma energética, que convierte a Pemex en empresa productiva del Estado.
Lo confirma la crisis que vive el partido Morena, en donde se manifiesta la peor división de su historia y un choque a muerte entre el líder de los senadores, Ricardo Monreal y la jefa del partido.
¿Dudan que Obrador es el peor enemigo del Presidente?
Al tiempo.