Día 29. Supremacía debate entre Juárez o Cárdenas
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de noviembre de 2020.- Imagino al Presidente López Obrador caminando por los pasillos fastuosos de Palacio Nacional, y de repente se encuentra una lámpara maravillosa. Con un brillo que en su vida había visto, es más ni siquiera imaginaba que existían esos colores, toda estaba hecha para deslumbrar, para dejar impresionada a quien se tropezara con ella.
Alzó la lámpara, la frotó porque recordó ese cuento que leyó alguna vez por confusión, y se apareció un genio, pero no cualquiera, el más poderoso del mundo, capaz de concederte cualquier deseo, cualquiera por más descabellado o inusual, el más ambicioso o de altura de miras.
Las opciones no eran pocas, ¿qué podría pedir el gobernante de un país que busca incansablemente crecer, y despegar para ofrecer a sus habitantes la libertad y paz tan anhelada? ¿el mandatario del país con una violencia extrema y con problemas que se han agravado por una pandemia mundial, al cual le han cuestionado el manejo de la enfermedad?
Pues nuestro Presidente, reflexionó durante días su único deseo, y lo espetó con un orgullo sin precedentes, como si por fin se impusiera, como si su voz se hiciera notar en la orquesta internacional, así que le pidió: ¡libérame al General, preso en tu país por presuntos nexos con carteles!
Pues claro, se le concedió. Y cree que ganó, y eso lo demuestra su declaración de este lunes donde señala con el orgullo de quienes ganan batallas pírricas: “No soy florero”.
Hoy el General Cienfuegos duerme en su casa, y podemos decir casi con seguridad, que llegó con honores e indultado, o ¿qué juez en su sano juicio, irá en contra del Presidente que le pidió al país más poderoso del mundo liberar a un presunto criminal? ¿Ahora, aquí realmente esos jueces que han dejado libres a maleantes por amenazas o presiones, irán en contra de la voluntad del jefe supremo de las Fuerzas Armadas?
Así que claro que hubo acuerdos, el propio gobierno dejó ver que puso sobre la mesa los acuerdos que tienen con organismos como la DEA para que puedan operar en el país, pero son esos organismos los que muchas veces han dado la cara por la justicia mexicana, o sea que la amenaza fue “o me lo das o ya no dejo que me ayudes”.
El presidente tiene claro que atraviesa por una crisis nacional. La economía no está bien, desde antes de la crisis de salud no daba muestras de ir mejor, el propio Alfonso Romo, su jefe de oficina, ha dicho que negamos un decrecimiento, y realmente esta realidad está presionando al límite a los mexicanos.
Respecto a la seguridad vamos un tanto peor, hemos pasado por las jornadas más violentas de la historia el país. Nunca antes habíamos tenido tantos muertos, ni cuando buscábamos independizarnos del tirano invasor, hoy en las entrañas del país tenemos ocultos demonios que deciden quien vive y quien no, por únicamente poder personal, por infundir miedo, por crear terror, a ellos yo acuso de terroristas.
A tres de ellos, que participaron en la masacre a mi familia, los detuvieron ayer. Doy gracias que hoy existen tres criminales menos en las calles; con ellos presos, estoy seguros que se van a salvar algunas cuantas vidas, y avanzará la justicia para mi familia.
Pero el punto es que el país se le está saliendo de las manos al Presidente y lo sabe, tan es así que debe tener el control absoluto de dos aspectos: la fuerza y el dinero, por eso la urgencia de centralizar todo el presupuesto y repartirlo entre su base social y la otra, la fuerza.
La Guardia Nacional es Ejército en las calles, no lo podemos seguir ocultando, y la que decidió el Presidente que nos “cuidara”, no se podía arriesgar a poner en manos civiles cada vez más enojada, por eso debió acceder a la petición del Ejército de liberar a uno de los jefes de más alto rango.
Así que el genio le concedió su deseo y como no hacerlo, debía devolver el favor, porque este personaje de fábula nos pidió abastecer de agua su comunidad; nos sugirió convertirnos en un muro infranqueable para que los centroamericanos no pasaran a cambio de mantener aranceles accesibles, y pues dimos el sí.
¿Qué pudo haber pedido? Quizá entrarle en serio a un problema binacional como es el crimen organizado; tal vez convertirnos en aliados para sortear la crisis económica de la región; etcétera, opciones hay muchas, espero no lleguen a destiempo.
Estoy de acuerdo, el Presidente no es florero, la libertad en México, sí.