Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Lo que menos le preocupa es llegar al poder en un escenario salpicado de tragedias y descalificaciones
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de enero de 2019.- De acuerdo a los teóricos de la grilla nuestra de todos los días, en política no hay coincidencias, aunque algunos podrían corregir para decir que como la política no es ciencia exacta las coincidencias si existen.
Y esto se acomoda perfectamente al caso de Puebla, comenta la politóloga Melita Peláez (Mela para sus detractores).
Veamos. Pocas horas después de que oficialmente se confirmó que aún no se tiene la más peregrina idea de las causas que provocaron el desplome del helicóptero donde fallecieron la gobernadora Martha Érika Alonso y Rafael Moreno Valle, y también muy pocas horas después de la sorpresiva renuncia de Janine Otálora, al máximo tribunal electoral del país, los astros se alinearon en el banderazo a las elecciones que vienen.
Y decimos que los astros se alinearon porque ayer en Huauchinango, Puebla, el presidente encabezó una reunión que a ratos parecía mitin, en la que irremediablemente el enfoque fue el tema electoral.
López Obrador no había visitado Puebla como presidente electo, lo cual atribuyó al proceso jurídico de revisión de resultados –debido a las impugnaciones de Morena- que derivaron en dos recuentos de votos.
Es memorable el episodio en el que con cuatro de siete votos, el Tribunal Electoral Federal, encabezado por Janine Otálora, desechó la propuesta del magistrado José Luis Vargas Valdez que pretendía anular la elección poblana.
Después de este revés, Vargas Valdez pidió la renuncia de Otálora, sueño que se le cumplió. Coincidencia o no, pero otro de los magistrados que apoyaron a Vargas Valdez fue precisamente Felipe Fuentes Barrera, quien el pasado miércoles se convirtió en presidente del TEPJF tras la renuncia de Otálora.
López Obrador no asistió a la ceremonia en la que Martha Érika Alonso –el 14 de diciembre- rindió protesta como gobernadora. Como todos saben ni siquiera pudo protestar como gobernadora ante el pleno del Congreso sino en el Tribunal Superior de Justicia donde la panista afirmó que ganó la democracia.
El 24 de diciembre -hace un mes exacto- se desplomó el helicóptero. A la ceremonia luctuosa, asistió Olga Sánchez Cordero, amiga de la familia, entre gritos y duras acusaciones.
Un mes después de la tragedia, en Huachinango, López Obrador fue acompañado por el gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido de origen priista y vinculado al ex gobernador Mario Marín, quien protestó al cargo apenas el martes.
Mario Marín intentó volver a la política en 2012 en la campaña de Enrique Peña Nieto, pero los abucheos lo obligaron a volver a las sombras y sólo reapareció públicamente en abril de 2018 pero apoyando la campaña de diputados pero de Morena, aunque luego se supo que también a Miguel Barbosa.
De Pacheco Pulido se documentó una comida, en mayo de 2018, en la que el invitado de peluche era Barbosa, ayer candidato perdedor pero hoy por hoy el único que quiere repetir para llegar por sobre viento y marea al gobierno poblano.
En realidad lo que menos le preocupa es llegar al poder en un escenario salpicado de tragedias y descalificaciones.
Y otra coincidencia. Bajo condiciones políticas muy particulares, el discurso de López Obrador revivió algunos momentos icónicos de su propia campaña cuando pidió acabar con las prácticas del reparto de despensas, del frijol con gorgojo y luego remató convocando a erradicar el fraude electoral.
Aunque el Tribunal Federal resolvió que no hubo tal escenario y por eso convalidó el triunfo de Érika Alonso. Como sea, políticos identificados con el PRI y otros bajo el manto protector de Morena, están confirmando la virtual alianza del PRI-MOR, que para Yeidckol Polevnsky se oye mejor que PRI-AN.