Honrar su memoria
Cipriano Flores Cruz | Séptima Parte
OAXACA, Oax., 30 de junio de 2019.- Todo político que tiene por misión la regeneración de una Nación, de un pueblo, de un Estado, a través del régimen político, debe contar con cualidades especiales y pertinentes para ese momento histórico.
La impasibilidad de Juárez ante los franceses fue vital para el triunfo, la serenidad de Porfirio Díaz para lograr la paz y la formación del Estado mexicano fue fundamental, la serenidad de Lázaro Cárdenas para formar el nuevo régimen de la Revolución fue básica, lo llamaban la esfinge de Jiquilpan.
La inteligencia de Carlos Salinas para para insertar a México en el mercado mundial fue importante para la modernización nacional.
Después de la gran caída del régimen político por la corrupción de los gobiernos neoliberales, es evidente que se necesita del gobernante honesto, honrado a carta cabal, de un gobernante que ame la verdad, poseer una mente clara, ser magnánimo con el pueblo, lejos de la ostentosidad, ni dado a la vanagloria, muy lejos de la codicia, tener mucho control de sus pasiones, tener equilibrio entre la ética de la responsabilidad y la ética de la convicción, tener constancia en el quehacer público, ser moderado y evitar los extremos, justiciero por convicción.
Debe contener sus pasiones, debe moderarse, ser muy constante, prudente y justiciero. Debe ser eficiente en su gestión de los asuntos públicos. Debe ser parco, sencillo y austero en su vida privada, además ejemplo de rectitud y de moralidad.
Debe adoptar cierta posición mística y religiosa por el objetivo de regeneración nacional, debe manifestarse como apóstol de la palabra, debe ser producto de lucha social y no producto de escalones burocráticos. Debe ser político por los cuatro costados.
Debe tener un gran sentido de la historia, saber su tiempo y su lugar en el momento. La lucha por la regeneración nacional es una tarea titánica que requiere una especie de apostolado, de contar de una serie de principios políticos que necesitan el manto de la moralidad, incluso de cierta religiosidad para alcanzar la misión, esto tiene que estar presente en el regenerador.
Por cierto, no persigue objetivos y metas sino que tiene una sola misión, al que siente que está destinado, por decirlo así, debe ser un predestinado.
Desde luego, no puede ser un mesías, pues no anuncia “la buena nueva”, sino es un enviado para el beneficio del pueblo, en este sentido debe ser el conductor del pueblo, el gran Huematzin del pueblo Tolteca.
No quiere ciudadanos participativos sino seguidores, tiene un concepto pastoral de la política, es responsable de la vida buena del rebaño. Actúa más por gubernamentalidad como organización del Estado para cumplir con la misión de proteger al pueblo, para él gobernar es principio con eficacia.
El Estado lo entiende como organización política del pueblo, es el pueblo reunido, no es un aparato de dominación sino de servicio para todos. Está muy alejado de la concepción del Estado como el ejercicio monopólico de la violencia legítima.
Su misión es lograr la justicia, entendida como moderación, no concibe la existencia de unos pocos ricos tan ricos que le molesta, ni tampoco tantos pobres que le lastima.
No solamente tiene la misión de la mejora material del pueblo sino de su mejora moral, se requiere de una revolución de las conciencias. Implica de una nueva relación entre trabajo y capital en un nuevo contexto democrático, la libre asociación de los trabajadores frente al capital.
Debe estar muy lejos de cualquier sectarismo, no se puede gobernar para unos cuantos y para una clase en especial, debe gobernar para todos. La regeneración de la Nación requiere de la unidad del pueblo y el gobierno a toda costa.
Debe ser consciente y entender que la política es oficio práctico. En el oficio debe de haber destreza, habilidad, técnica, tecnología, sentido común, en cierto momento arte para pasar de gobernante a Estadista.
Se debe entender que para regenerar una Nación el tiempo es básico, por eso es una acción constante de largo o mediano plazo, es buscar la hegemonía para obtener éxito.
En principio no puede ser posible la existencia de un gobierno rico con un pueblo pobre, es necesario revertir esta situación. De aquí debe nacer su idea de austeridad gubernamental.
Es necesario preguntarse si Andrés Manuel López Obrador tiene este perfil, la gran mayoría de los ciudadanos mexicanos piensa que sí. (Continuará).