Economía en sentido contrario: Banamex
“Después de mucha angustia, en un momento de vacío interior encontré
que lo único que me faltaba era probar eso que no había probado: la
entrega a Dios, renunciando a todo, como quien se pega un tiro”
Ernesto Cardenal
Cuanta razón tiene aquel que deslumbra con acciones y bravatas de enviar al diablo a las instituciones, su guerra contra órganos independientes se fortalece y evidencia que no se necesita el Instituto nacional de transparencia, acceso a la información y protección de datos (INAI), al menos para filtrar datos de oponentes y adversarios, de periodistas aliados al pasado, en fin de todo aquello que no sirva para adular los errores del gobierno actual, la corrupción que lo envuelve y que practican a diario. En fin el INAI no sirve si datos personales de comunicadores y periodistas se pueden filtrar a las benditas redes.
Pronto más datos podrían ser filtrados y ser publicados, exponiendo a que ciudadanos a ser atractivos algunos para quienes se dedican a actividades de extorsión y otras cosas de ese tipo. No es oculto para nadie que la delincuencia organizada opera desde las redes sociales para elegir a sus posibles víctimas, así de grave lo inmediato en eso de filtrar datos personales de mexicanos que se dedican a trabajar, algo que no gusta al régimen de gobierno actual.
En días pasados después de una enriquecedora reunión, ya en la mesa con sabor a humo de leña, olla llena de frijoles, tortillas recién levantadas del comal, huevos de rancho asados acompañados del rico sabor a chile tusta, desde luego no faltó la taza de barro con café de la región, café bañado y regado con brisa que desde el Pacífico llega a los cafetos de la región lo que afirman, lo hace el mejor y le da calidad bistro de primer nivel.
Entre memorias de pasadas glorias y recuperando vida pura, comenté la pintura que del General Porfirio Díaz está al centro de la oficina municipal justo al respaldo del Presidente.
La charla se prolongó al filo del décimo litro de café y los cantos de grillos con escenografía de abundantes luciérnagas que bailaban adorando la visita de la luna que llena, miraba la escena, sorprendida por el asunto de la platica. Casi al grado de exclamar ¡están hablando bien de Díaz, esos campesinos!
Ni una imagen más, ni siquiera fotos de actuales gobernantes ni nacionales ni locales en ese palacio municipal, solo como en Monparnasse aparece junto al bastón de mando, la pintura sobre el muro hecha por un joven de la localidad, desde luego, previo acuerdo de asamblea general de ciudadanos que fue aprobada por unanimidad de los asistentes.