Diferencias entre un estúpido y un idiota
No tengo duda de que miles de ciudadanos que no simpatizan con los partidos que integran Fuerza y Corazón por México van a votar por Xóchitl Gálvez, pues no hay punto de comparación entre ella y Sheinbaum
Llaman la atención en la campaña de Sheinbaum los promocionales invitando a votar por el plan “C”, que según explica ella misma, se trata de que voten por los candidatos de MORENA al congreso federal para, dice Sheinbaum, poder conseguir las reformas que a propósito de esta campaña envió al congreso López Obrador, a sabiendas de que no serían siquiera discutidas antes del dos de junio de este año.
La nostalgia por los años de la hegemonía del PRI, tiempos en los que AMLO se iniciaba en la política como miembro de ese partido, es evidente. Tan clara como la intención de regresar al país a las prácticas anteriores a la democracia mexicana.
En ese entonces todo lo dominaba el PRI: el partido tenía desde la presidencia de México hasta el más apartado municipio, pasando por los legisladores locales y federales y, gracias a ello, tenía el control de jueces y magistrados de todos los órdenes. La dictadura perfecta, diría el clásico.
Después del movimiento de 1968, poco a poco se fueron abriendo espacios para otras expresiones políticas hasta conformar un país más o menos plural, con nuevas formas para la definición del poder judicial y de los integrantes de los órganos autónomos que se fueron creando. A falta de hombres y mujeres puros, es decir, sin simpatías políticas, la negociación entre los partidos determinaba quienes ocuparían espacios en el poder judicial y en los órganos autónomos, permitiendo el sano equilibrio en esas instancias.
El diseño funcionó razonablemente bien durante décadas y no se le hicieron los ajustes que pudieran garantizar que no se volvería nunca a las formas del PRI cavernícola, que lo dominaba todo.
Entonces sucedió lo impensado, AMLO y su movimiento arrasaron en las elecciones del 2018 y el poder que le dio su triunfo y la mayoría que consiguió MORENA en el congreso federal, alimentaron su evidente obsesión por el pasado permitiendo que pusiera en marcha su mal llamada cuarta transformación, que más bien es la primera regresión al México populista y demagógico que nunca pensamos que volvería.
Pocos intentos se hacen desde los órganos hasta hace poco razonablemente autónomos, como el de Janine Otálora, magistrada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que en marzo propuso un registro inédito de intervenciones indebidas al actual proceso electoral. Este registro consideraría las acciones que afectan la equidad de la contienda y se utilizaría al validar la elección presidencial.
Otálora señaló entonces que, aunque el TEPJF no puede imponer sanciones a los titulares del Ejecutivo, este registro podría generar un efecto preventivo para que gobernadores y el propio presidente reflexionen sobre posibles intervenciones.
Obviamente los nuevos magistrados surgidos de la chistera de López Obrador batearon la propuesta.
Contra el totalitario plan “C” de Sheinbaum, nada aportaron los partidos de la “oposición” pues al agandallarse las candidaturas para dirigentes, amigos, novias y familiares, en nada promueven entre los ciudadanos el voto por la integración plural de las cámaras legislativas
Difícil se la pusieron a Alito, Marko y a Xóchitl Gálvez, que tiene que remar a contracorriente por su candidatura y al mismo tiempo luchar por lograr un Congreso que le otorgue condiciones para poder gobernar. A diferencia del PRI de Alito, que votó en favor de las propuestas de MORENA, la gente de López Obrador cuando fueron oposición jamás hizo concesión alguna al partido en el gobierno y nada puede indicar que vayan a acompañar al gobierno si las elecciones no les favorecen.
No tengo duda de que miles de ciudadanos que no simpatizan con los partidos que integran Fuerza y Corazón por México van a votar por Xóchitl Gálvez, pues no hay punto de comparación entre ella y Sheinbaum. La experiencia, el conocimiento de los problemas del país, la preparación académica, la práctica del servicio público y el carisma son muy superiores en Xóchitl.
El reto será convencer a los ciudadanos sobre la necesidad de construir con el voto un Congreso que le sirva a México y no a los desvaríos trasnochados de MORENA. Ya habrá tiempo de cobrarle las facturas al PRI y al PAN. Hoy lo que importa es México.