Cortinas de humo
Libros de ayer y hoy
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Como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO, el Zócalo de la Ciudad de México legalizará el nombre que ya se le adjudica desde hace tiempo: Plaza de la Constitución. Pero ahora se pretende que sea el nombre completo de Plaza de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1824. Este es el año clave del inicio de nuestra mexicanidad propiamente dicha una vez expulsado del poder en 1823, Agustín de Iturbide. Ante la propuesta de celebrar los 200 años de la promulgación de esta carta magna, en octubre de 2024, el Zócalo será parte central de los festejos porque llevará el nombre histórico. Se ha informado de una iniciativa de la legisladora de Morena, Mónica Fernández, para consolidar el nombre de la que se considera la plaza más grande de América Latina y una de las plazas más grandes del mundo.
LA CONSTITUCIÓN DE 1824 REFRENDÓ NUESTRA MEXICANIDAD ANTE ESPAÑA
La celebración de los 200 años de la primera constitución mexicana propiamente dicha, recuerda que heredó a nuestra nación, pese al poco tiempo de su vigencia, sus más profundos valores como se ha refrendado: soberanía nacional, derechos humanos, federalismo, división de poderes y democracia representativa. Hay que considerar, además, que esta constitución que fue sustituida por la de 1836, clausuró de hecho la presencia constitucional de la Corona Española que había aplicado la Constitución de Cádiz de 1812.
Esta no se menciona entre las constituciones que ha tenido México y que son las de 1824, 1836, 1843 que tuvo la influencia de Antonio López de Santa Anna, para llegar a la cúspide de las dos constituciones que han definido a nuestro país, la de 1857 de la etapa juarista que legó a la actual de 1917 muchos de sus conceptos y cercanía en el articulado. Los cambios durante parte de ese siglo hasta llegar a 1857, fueron de enfrentamiento entre las dos corrientes dominadoras el liberalismo y el conservadurismo, y fue la centralista la que eliminó a la constitución de 1824 para imponer la de 1836. La que ahora será recordada surgió de la renuncia de Agustín de Iturbide en 1823, con la participación de un maremágnum de personajes entre los que están señalados por la historia, desde Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria primer presidente de México, Miguel Ramos Arizpe, Valentín Gómez Farías, Carlos María Bustamante, entre otros.
EL ZÓCALO REDUCTO HISTÓRICO, DE MUCHAS EVENTUALIDADES
La historia que concentra el Zócalo y que para muchos está inserta en buena parte de su cuerpo enterrado, se remonta al 1325 cuando la zona estaba rodeada de lagos y esta parte emergía sin que alguien pensara que centenares de años después sería un baluarte constitucional en la capital del país. Tampoco se avizoraba que la Constitución de 1824 promulgada el 4 de octubre, con 171 artículos, 35 más que la actual constitución y 7 títulos, con vigencia en 19 estados y 5 territorios, superaría en nombre a las de 1857 y 1917. Al menos en el centro de la ciudad. A esa es a la que se rendirá homenaje en octubre del 2024 y se le pondrá como ya se repitió, su nombre al Zócalo de la Ciudad de México. Sobre éste, poco se menciona que ese espacio de 46 mil 800 metros cuadrados ( 195X240 metros), está dentro del Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO el once de diciembre de 1987 y que dentro del espacio definido con ese nombre en el que está el Centro Histórico de la ciudad de México, se encuentra el lugar no solo más utilizado, sobre todo para manifestaciones políticas, sino el más mencionado. Ir al centro es mencionar al Zócalo. Son casi 10 kilómetros cuadrados los que ocupa el centro y están en su lista los más extraordinarios resabios históricos y culturales del país: iglesias, edificios históricos, zonas arqueológicas, estatuas, iconos, y multitud en las listas que mencionan las cartillas turísticas.
Pero el Zócalo se plantea no solo como un sitio histórico sino como parte de la divergencia política que priva en una ciudad democrática.