
Periodistas del New York Times podrán utilizar IA de forma legal
OAXACA, Oax., 13 de mayo de 2018.- En época de competencia electoral han existido dos procesos electorales presidenciales, las de 1988 y 2006, que nuestro sistema electoral no ha salido muy bien librado, primero, el alegato de fraude en contra del Cuauhtémoc Cárdenas y posteriormente en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Los fraudes electorales trajeron por consecuencia un gobierno reformador como lo fue el caso de Salinas de Gortari, pero que la expresión de la desigualdad, lo manifestó el levantamiento zapatista de 1994 poniendo en entredicho el proyecto modernizador del Presidente de la República.
Por el otro lado, el fraude del 2006 trajo para nuestro país un gobierno fallido que entregó el poder del Estado a fuerzas extragubernamentales como el crimen organizado y a un grupo de empresarios especuladores.
Nuestra experiencia, por tanto, en fraudes electorales no es muy alegador, por tanto, un fraude más nos puede traer un gran retroceso para el desarrollo y tranquilidad de los mexicanos y mayor crispación social.
Podemos aventurar la hipótesis de que de realizarse un fraude electoral llegará un invierno muy crudo para el régimen político mexicano, no alcanzo a vislumbrar la gravedad de esta crisis pero que puede ser muy peligrosa para la estabilidad de nuestro país.
Esto lo planteamos de esta manera porque en el horizonte mexicano se observan nubarrones de posible fraude.
Me explico, el alineamiento de los poderes institucionales, llámense poderes federales, estatales y municipales para impedir el triunfo de un candidato opositor, por lo menos ya lograron la subordinación de Ricardo Anaya, la agrupación de los 4 candidatos presidenciales para atacar materialmente al puntero con guerra sucia y manipulación de la opinión pública, la guerra desatada por los principales miembros del capital especulativo y rentista en contra de AMLO, el manejo sesgado y manipulador de los medios de comunicación social y de sus comunicadores en contra del líder del proceso comicial.
De principio los poderes de la Unión, el propio ejército, la cúpula empresarial estaban conformes de la política conciliadora de AMLO, sin embargo, en la medida del aumento del respaldo de los ciudadanos a su proyecto de Nación, fue presentando políticas y decisiones que despertó pronto la virulencia de los sectores económicos y políticos que se sintieron afectados sus intereses.
Sólo la reconsideración del candidato de Morena y la operación política de su equipo de campaña ha podido detener el aumento de la diferencia con los empresarios oligarcas.
Por otro lado, la terquedad del grupo gobernante por hacer posible la continuidad de su proyecto económico, político y social, les llevó a cometer errores tales como fraccionar el voto que a la postre favorece al puntero opositor con el registro ilegal de los dos candidatos sin partido, en complicidad de una autoridad electoral servil.
Postular a un candidato externo, con buenos antecedentes y capacidad probada, pero lejos del priismo profundo, obligó a la reconsideración reciente ante el peligro de perder el partido y no solamente el poder presidencial; el error también de querer descarrilar al candidato del Frente con la idea simplista de que primero hay que ganar la posición segunda para luego disputar con el puntero, error que ha conducido el rezago de los dos candidatos afines al régimen.
En esta maraña de errores que ha demostrado que los integrantes del régimen no planearon bien el proceso de sucesión del Presidente Peña Nieto, por lo cual se encuentran ante un hecho evidente: no hay manera de parar a AMLO dentro del proceso electoral.
En este sentido, cabe situar el hecho de que el grupo televisivo más poderoso del país: Televisa, fuera prudente ante el candidato de Morena en un programa especial de esa televisora y fuera por demás muy ruda con el candidato del Frente: Ricardo Anaya, asimismo, plantarse sin interés evidente ante el candidato del régimen: José Antonio Meade, con lo que se puede plantear la hipótesis que ante lo inevitable, más vale la prudencia ante la posibilidad de la llegada al poder político del Presidente más poderoso de los últimos 21 años de la historia de nuestro país, pues cabe la posibilidad de que el partido Morena tenga mayoría absoluta en el Congreso en compañía de sus aliados.
Cabe ubicar también la decisión del Tribunal Federal de prohibir el promocional de un grupo derechista llamado Mexicanos Primero que la propia ley prohíbe y que el Instituto Nacional Electoral, con evidente parcialidad, había dejado pasar.
Para mi gusto, las estrellas se están alineando a favor del puntero en las encuestas, cabe señalar que si es prudente, tendría asegurado la Presidencia de la República e instrumentar un proyecto alternativo de Nación que la mayoría de los mexicanos desea.
Por el contrario, si le gana la imprudencia, será su tercera derrota y quien gane, tendrá un país difícil de gobernar.