Sentencia de 8 años de prisión a homicida de la Cuenca
OAXACA, Oax., 19 de agosto de 2016.- En 1943, sin el consentimiento de los mazatecos, el gobierno federal decretó la construcción de la presa hidroeléctrica ‘Miguel Alemán’, conocida también como la presa de Temascal.
A unos 22 mil indígenas de cinco municipios les fueron expropiadas más de 52 mil hectáreas de sus mejores tierras.
Actualmente, de este número de hectáreas la hidroeléctrica ‘Miguel Alemán’ cubre 47 mil hectáreas. Están cubierta de agua… y de historias.
Al haberlos dejado sin tierras para actividades agrícolas, la decisión de construir esta presa ahora ‘ahorca’ laboral y económicamente al sector productivo de esta localidad ubicada en la región de la Cuenca del Papaloapan.
Ello ha provocado que un 75 por ciento de jóvenes de Temascal hayan emigrado a otros puntos del país e incluso a Estados Unidos, en busca de oportunidades de trabajo.
Según los familiares de estos jóvenes, “ellos han tenido que emigrar a otras ciudades, estados e incluso a Estados Unidos donde muchos están trabajando”.
Con estas cifras de migración, calculan que dentro de unos 30 años Temascal será una localidad con una población mayoritariamente de la tercera edad.
Aseguraron que como generalmente ocurre en la implementación de los megas proyectos de este tipo, ganan los gobiernos, ganan los empresarios pero pierden los más pobres.
Los habitantes de los municipios de San Miguel Soyaltepec, San Pedro Ixcatlan, San José Independencia, Santa María Chilchotla y parte de Acatlán, perdieron; en suma: los mazatecos perdieron.
Los mazatecos de San Miguel Soyaltepec y de otros cuatro municipios más fueron literalmente despojados de sus tierras, a la par que de sus costumbres, su cultura y sus tradiciones ancestrales.
Prácticamente fueron obligados a abandonar sus tierras.
Los habitantes que aún permanecen en esta zona aseguraron que si no hubieran construido la presa Temascal fuera muy diferente, habría carreteras hacia a San José Independencia, San Pedro Ixcatlan, San José Tenango, Santa María Chilchotla, y muchos lugares de la Sierra, lo que se traduciría en desarrollo social y económico para sus habitantes.
Por ello aseguran que la presa hidroeléctrica los privó de mejores condiciones de vida, a diferencia de localidades como Jalapa de Díaz y Ojitlán, donde por ser paso obligado hacia los municipios de San José Tenango, San Felipe Usila, Huautla de Jiménez, San Pedro Teutitla, entre otros lugares de la zona mazateca les permite contar con negocios que sí funcionan.
Esa cortina de casi un kilómetro mató el progreso y el desarrollo, manifestaron.