Diferencias entre un estúpido y un idiota
ESPRESSO COMPOL
“Esa relación, que yo llamo musical, entre la pelota, el jugador y la gente ya no existe. Confieso que a mí me duele el corazón cuando veo que esa música ya no suena”, César Luis Menotti.
En 2019 acudí como observador a las elecciones presidenciales de la Argentina que se llevaron a cabo el 27 de octubre. Conocí de primera mano un ambiente electoral polarizado entre dos grandes fuerzas políticas: los (entonces) oficialistas encabezados por el presidente en funciones Mauricio Macri y los retadores, Alberto Fernández y Cristina Fernández viuda de Kirchner.
Sin embargo, previo a dichos comicios, el modelo electoral argentino unas elecciones primarias meses antes, las cuales tienen como denominación formal PASO, que significa Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.
En 2019, se realizaron el 11 de agosto, con un periodo previo de campaña del 7 de julio al 9 de agosto.
Los resultados fueron los siguientes: Alberto Fernández obtuvo 47.79% de los votos y Mauricio Macri 31.80%.
El enojo de las clases trabajadoras previo a esa elección era por la mala situación económica, a pesar de la gran campaña que desplegaba el gobierno de Macri para publicitar mucha obra pública (la mayoría concentrada en la ciudad de Buenos Aires), la cual ayudó para remontar algunos puntos porcentuales. Otro tema que fue relevante durante la campaña fue el aborto; los oficialistas en contra, los peronistas a favor.
Para la noche del 27 de octubre estábamos en la espera de resultados en un hotel de la famosa y ancha avenida 9 de julio y estos llegaron antes de las 10 de la noche: Mauricio Macri obtuvo 40.28% y la fórmula Fernández/Fernández 48.24%.
Macri repuntó 8.48% de las PASO a las elecciones generales y Alberto Fernández solamente ganó un 0.45% adicional. Es decir, que, si las campañas se hubieran alargado un mes, probablemente hubiera habido una segunda vuelta electoral. Ya que, según la legislación electoral vigente en la Argentina, la segunda vuelta se da en caso de que el ganador de la primera vuelta no alcanzara el 45 % de los votos, o que superando el 40 % de los votos tuviera una diferencia menor a 10 puntos porcentuales con el segundo.
El tema principal que utilizaron los Fernández para atacar al gobierno de Macri era la mala situación económica de aquella nación: el tipo de cambio del peso argentino con el dólar estaba en un máximo inusitado, así como la inflación.
A cuatro años de aquellas PASO que daban esperanza al peronismo de volver al poder, la situación económica de las y los argentinos está peor que en 2019: la inflación al 100% y el dólar cuesta casi cuatro veces más. La vida de los argentinos no mejoró con el peronismo pero tampoco con el gobierno de Macri.
Ni la izquierda ni la derecha tradicional argentina han dado soluciones al principal tema, que es la economía.
Y regreso a la frase con la que empecé mi texto de hoy, del gran exfutbolista y técnico de fútbol César Luis Menotti, que rescaté del libro “Fútbol y política: conversaciones desde la izquierda” de Ángel Cappa y Marcos Roitman, en la que lamenta que esa relación armoniosa, cadenciosa que la pelota de fútbol, el jugador y la gente tenían en el fútbol de antaño, cuando estaba lejos de ser el negocio gigantesco que es ahora.
Esa visión romántica de Menotti se relaciona mucho con el resultado de las PASO 2023 celebradas hace unos días en toda la Argentina: acostumbrada a elecciones bipartitas, un “outsider” de la política irrumpe y gana las PASO fuera de los partidos tradicionales.
Se trata de Javier Milei, un economista rockstar de los medios y que cumple años justo el día de las elecciones generales próximas a realizarse el 22 de octubre. Milei puede tener ideas descabelladas, irreverentes y hasta ilógicas pero, algo no podemos negar: Milei representa la ira, molestia y desencanto de las y los argentinos con la política tradicional y los nombres de siempre.
Milei representa ese rayito de esperanza en un contexto oscurecido por la precaria situación económica de la Argentina.
Milei obtuvo 7 millones 116 mil 352 votos en las PASO del pasado 13 de agosto, lo que representa el 30.04% de los votos. Seguido del Ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa quien logró 5 millones 070 mil 104 votos que equivalen al 21.40%. Del lado del macrismo hubo dos contendientes por la candidatura presidencial: el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta, quien sacó 2 millones 675 mil 563 votos, que en porcentaje se traduce en el 11.30% y Patricia Bullrich, ex Ministra de Seguridad en el gobierno de Macri quien se alzó con el triunfo al computar 4 millones 022 mil 466 votos que representan el 16.98%.
Las PASO siempre han arrojado al ganador de estas como el futuro ganador de las elecciones generales, las cuales, de seguir la tendencia mencionada, tendría una elección dividida a tercios. Si sumamos los votos obtenidos por las tres fuerzas políticas Milei tiene sus 7 millones 116 mil 352 votos, Sergio Massa sus 5 millones 070 mil 104 y si hay unidad en Juntos por el Cambio, en teoría los votos del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se sumarían a los de la candidata Patricia Bullrich para sumar 6 millones 698 mil 029 votos.
Sin duda los ataques contra Javier Milei, por parte de las coaliciones opositoras se recrudecerán y sin duda su mejor carta será la pésima situación económica argentina y la esperanza que despertó en las primarias, la cual se alimenta del absoluto desencanto de la sociedad argentina que no ve resultados económicos claros en todo lo que va del siglo 21 y está desesperada.
Como dice Menotti en el libro mencionado líneas arriba: “el fútbol se jugaba por la alegría, ya que el fútbol sin alegría no es nada”. La política es construir acuerdos para brindar soluciones que hagan vivir al pueblo con alegría. Las y los argentinos están agotados de no ver claro con las opciones tradicionales, han botado a la basura a los nombres de siempre porque le duele el corazón por culpa de una clase política que cada vez que promete salvar su economía, sólo la hunde más.
ESPRESSO COMPOL
¿Qué pasa después de que termine el gobierno de López Obrador en México? Ese gobierno que prometió resolver todo y no ha resuelto nada. Cuando muchos seguidores de AMLO resientan en su realidad la falta de rumbo, para muchos habrá muerto la esperanza y eso es muy peligroso para la democracia.