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Consejo de la “caricatura”, Servil al Gobierno
Alarma la virulencia con que se califica a publicaciones críticas cuando se ejerce el poder político. Les colgaron el mote de “sicarios mediáticos”.
Es una verdad de a kilo que cualquier gobierno que no tenga calidad moral para que el mismo pueblo salga en su defensa, como el presidente López Obrador y ahora mismo está sucediendo con Claudia Sheinbaum, pierde cualquier disputa mediática, aunque en el sector se cuelen mercaderes, intereses económicos y comunicadores corruptos.
Un antiguo jefe de prensa del Senado me comentó, palabras más, palabras menos, lo siguiente: “Los ataques y golpes que se dan entre políticos se superan mediante unos tragos, comida o declaración enmendando la plana, llegando incluso al abrazo después de haberse lanzado terribles acusaciones. Se atacan como fieras, pero jamás se aniquilan. Sin embargo, un periodista jamás olvida cuando se siente agraviado injustamente por un político, y aquél lo perseguirá durante toda su carrera hasta acabar con él, periodísticamente hablando”. Así de ponzoñosa puede ser la relación. El político dura un periodo breve en los cargos, el periodista de verdad, toda la vida.
Dicha reflexión viene a cuento ahora que políticos de la 4T descalifican a toda o todo aquél que publique o difunda alguna crítica al quehacer gubernamental. Allá ellos y su mala cabeza, pues exhiben la mediocridad en la vida pública -por la que se les paga y cobran muy bien- y ven el disenso como un asunto personal y no de personas de Estado. Se alquilan y se la pasan quejándose en lugar de invertir este tiempo en hacer algo positivo en beneficio de los demás. Con dicha actitud contradicen el humanismo mexicano que tanto se pregona. Son de mecha corta. No saben esconder sus procederes, sus pasiones. “Tienen caliente el hocico”, diría nuestro recordado Willy. Son incapaces de aceptar su impericia y falta de sensibilidad para atender los problemas sociales.
Un grupo político que se siente lastimado por las publicaciones -ninguna de ellas desmentida con datos reales y duros- del periódico La Jornada, aliado del obradorismo,debido a la identificación entre Carmen Lira, su actual directora- aunque en el consejo editorial existen figuras muy comprometidas con el movimiento- y Andrés Manuel, con todo lo que éste representa. Olvidan que la presidenta es el producto mejor logrado de dicha corriente histórica y que la titular de Gobernación fue jornalera, como el gremio denomina a las y los trabajadores y directivos de La Jornada.
Es válido que un medio se declare aliado con los cambios que estamos viviendo. Lo hipócrita y falso es decirse “independiente” y mostrar en sus publicaciones exactamente lo contrario. Cualquier ciudadano o periodista – incluso si existiera autocrítica en morena- tiene la libertad de mostrar una postura divergente cuando observe que sus gobernantes están traicionando los principios de la 4T de “no mentir, no robar y no traicionar”, conducta moral y ética que debe guiar a toda aquella persona que ejerza el poder.
Si detrás de las publicaciones está José Murat o el exgobernador Alejandro -morenista y aliado de última hora de AMLO, Claudia y el partido- debe saberlo la ciudadanía, pero con datos creíbles. Que hagan su propia investigación y comprueben, además, si en Oaxaca existen medios y periodistas confabulados en la trama macabra que solo existe en su imaginación, y no resulte que la misma realidad los está desacreditando.
Andrés Manuel confrontaba diariamente a medios conservadores y columnistas que anteriormente recibían carretadas de dinero público. Durante su periodo, la Federación disminuyó el porcentaje destinado a la publicidad para mantener una relación tersa con algunos corporativos, y se despidió triunfante con una altísima aprobación popular. Su fuerza y conducta moral lo sostenía.
Si en Oaxaca han sido incapaces de negociar con La Jornada o son sujetos de algún chantaje, háganlo público. Pero la peor salida para redimir su imagen y ocultar errores, es caer en las garras de la empresa Multimedios, es decir, de los enemigos mediáticos de la 4T, en cuyas páginas y frecuencias alimentan la narrativa de la oposición. Están en su derecho a sostener una relación comercial, con recursos públicos, pero es un corporativo conservador que jamás saldrá en defensa de las causas más sentidas de la poblaciónoaxaqueña. Sin embargo, si en verdad hacen periodismo, en cualquier momento se les colarán hechos indesmentibles que tendrán que difundir. Resultará peor el remedio que la enfermedad. José Murat es articulista eventual en La Jornada desde su fundación y ahora Salomón Jara se estrenó en Milenio el pasado cinco de febrero comentando temas internacionales. ¿Y eso los convierte en periodistas? ¿En comentócratas? Qué decepción.
@ernestoreyes14