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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de junio de 2019. — La envidia es un proceso natural del cerebro que todos hemos sentido alguna vez.
Antes de los 30 años, este sentimiento se considera normal, pero después de esta edad, es menos común, explicó Eduardo Calixto González, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Esto se debe a que la envidia surge en varias partes del cerebro, y una de éstas es en la corteza prefrontal, órgano que en la juventud se encuentra en desarrollo y le falta madurar, según explica un comunicado de la Máxima Casa de Estudios.
La corteza prefrontal es la región del cerebro más inteligente, maneja el razonamiento moral y de proyección social y se ubica arriba de los ojos. “Nos indica qué debemos hacer socialmente”.
Cuando esta parte madura (regularmente es a los 30 años) las personas tienen un criterio diferente y no se enganchan en asuntos que no valen la pena.
“De hecho, los individuos pueden llegar a sentir envidia prosocial (positiva o de la buena), porque su corteza prefrontal está desarrollada y hasta sienten un gusto porque los demás obtengan algo”.
Posteriormente, se vuelve a presentar con frecuencia después de los 70 años.
Y de hecho, a los 50 años una persona ya no siente envidia, no le importa porque las comparaciones son de otra categorización.
En los casos de aquellas personas que tienen este sentimiento después de los 30 años podría deberse a dos causas: en la primera, su corteza prefrontal todavía está en desarrollo y no ha terminado de establecer las conexiones entre sus neuronas y en la segunda los padres no los educaron bien.
La envidia se aprende
A nivel cerebral, la envidia activa redes neuronales que procesan atención, memoria y dolor, añadió el también jefe del Departamento de Neurobiología de la Dirección de Investigaciones de Neurociencias del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.
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