Los márgenes de la independencia editorial
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de octubre de 2020.- San Lázaro quien crea que terminó la guerra en Morena, pues tiene otros datos. Es cuanto.
Por primera vez en la historia del sistema partidista electoral de México, uno de esos partidos cambió de dirigencia sin el voto de sus militantes y/o simpatizantes.
El diputado federal Mario Delgado Carrillo tomará posesión de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), sin necesidad de presentar un programa de acción, ni convencer a los militantes y/o simpatizantes de su partido para desarrollar un proyecto rumbo a las elecciones de 2021.
Morena hace historia, no por democrático, si no por no poder serlo.
Un total de 4 mil 729 ciudadanos tuvieron derecho a voto, no todos de Morena, y 2 mil 880, máximo, eligieron al hasta ahora coordinador de los diputados federales morenistas como presidente del Movimiento.
Cifras que representan el 1.7% y el 1.03%, respectivamente, del total de militantes registrados por el INE del partido en el poder.
Nada de democracia interna. Eso es para los de antes.
Terminaron las encuestas y Morena está muy lejos de ser un partido de unidad, al nuevo presidente le espera una secretaría general que es mancuerna de su contrincante; un Comité Ejecutivo Nacional dividido entre tres y hasta cuatro grupos de poder, 17 comités directivos estatales sin presidente, cinco estados más sin siquiera consejeros, y conflictos en otros 10 (como se detalló en este espacio).
Panorama que sólo es un preámbulo a las disputas por las candidaturas a 15 gubernaturas, 300 diputados federales de mayoría, 200 de representación, 16 alcaldes de la Ciudad de México, mil 63 diputaciones locales y otros 20 mil cargos para las votaciones del 2021.
Delgado Carrillo ganó una de tres encuestas, la última, ordenadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y realizadas por el Instituto Nacional Electoral (INE).
El legislador ocupará la presidencia del partido en el poder por lograr el 58.6% de la preferencia en una encuesta telefónica, contra el 41.4% de su contrincante, el también diputado federal Porfirio Muñoz Ledo, proceso realizado y calificado por el INE. (consultar resultados )
El partido en el poder, sus líderes, órganos de gobierno y control internos fueron incapaces de caminar solos en esta transición.
No hubo voto directo y universal de sus militantes, ni simpatizantes, ni delegados, ni dirigentes morenistas en el país, quienes ahora son obligados por las autoridades electorales, el TEPJF y el INE, a reconocer a quien los dirigirá con miras a las elecciones federales intermedias del 2021.
En este proceso no hubo nadie de la dirigencia o militancia que organizara o vigilara directamente el proceso de cambio de presidencia y secretaria general del partido.
Fue el INE, el árbitro electoral el que siguió la realización de 4 mil 729 entrevistas efectivas, llevadas a cabo por tres empresas: Parametría, Covarrubias y asociados, así como Demotecnia 2.0.
Una encuesta abierta en la que participaron o pudieron hacerlo lo mismo morenistas que militantes o simpatizantes del PRI, PAN, PRD, PVEM, PT o cualquier otro partido.
De acuerdo con cifras del INE esos cuatro mil 729 entrevistados marcaron el destino de 278 mil 332 militantes registrados de Morena enero de 2020 (registro de militantes del INE); aún y cuando hubieran sido del partido en el poder todos los encuestados, sólo el 1.7% tuvo derecho a voto.
Vaya democracia la de Morena. El 1.7% votaron y no todos son simpatizantes de la Cuarta Transformación, ni del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Las cifras empeoran si consideramos que Delgado Carrillo ganó con 2 mil 771 votos, o un máximo de 2 mil 880 -con un margen de error de +/- 2.3%.-, lo que implica que el 1.03% de su militancia decidió en manos de quien dejar el destino de todo el partido.
Se nombra así al presidente de Morena, Mario Delgado, y a la Secretaria General, la senadora Citlalli Hernández Mora, que en aras de la “democracia” y de la paridad de género son pareja de planillas distintas.
También en esto hace historia Morena, no medió negociación alguna para consolidar esa fórmula. Eso es para los de antes.
Una elección que, costaron 16 millones de pesos al INE, de los 20 millones presupuestados originalmente, según el director ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE, Patricio Ballados.
Y hay que sumar al gasto del INE mil 500 millones de pesos que dice Muñoz Ledo gastó su contrincante en su campaña, y un millón 300 mil pesos que acusa Delgado Carillo pago a redes sociales Muños Ledo.
Con lo que al sumar el costo de realización, vigilancia, calificación y campañas, cada una de las 4 mil 729 llamadas tuvo un costo de 320 mil 850 pesos. Lo que tendrá que aclarar la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y los órganos de fiscalización del INE, TEPJF y Morena.
Además de esperar si se concreta la solicitud del ex presidente de la cámara de los diputados al auditor Superior de la Federación, David Colmenares, para que se auditen los recursos públicos del partido.
Solo están claras las cifras que dio Facebook que informó que Muñoz Ledo, con 59 mil seguidores, pagó 942 mil 557 pesos entre el 4 de agosto y el 13 de octubre, y Mario Delgado, con 217 mil seguidores, en el mismo periodo pagó 140 mil 557 pesos, de los cuales 32 mil 768 pesos se cubrieron entre el 7 y el 13 de octubre.
Con denuncias pendientes en su contra de uso excesivo e indebido de recursos públicos, del partido, de la cámara de diputados y personales, Delgado Carrillo tendrá que demostrar “lealtad ciega” al proyecto de la Cuarta Transformación, y desmentir que es sólo un testaferro del canciller Marcelo Ebrard Casaubón.
El legislador debe convencer a Bertha Luján, consejera nacional, quien amenazó con desconocer a Mario Delgado y llamar a un Consejo nacional para ratificarlo o cambiarlo a fin de “recuperar” el control del partido “en favor de los militantes”.
Deberá sumar a los tres integrantes del CEN fieles a Yeidckol Polevnsky, y decidir si sigue o no la investigación en contra de la ex presiente y todavía secretaria general, por malversación de recursos del partido; ganarse a la senadora Citlalli Hernández, pareja de fórmula de Muñoz Ledo, y negociar por sus tres votos en la dirigencia.
Si logra lo anterior aún tendrá que cambiar a los 10 secretarios nombrados por Alfonso Ramírez Cuellar, y otros bajo el control de personajes como Lorena Villavicencio y los llamados “puros” que candidatearon a su contrincante, sin contar con el bloque legislativo en las cámaras de diputados y senadores.
Y luego más viajes, a todos los estados del país para buscar la unidad en la designación de dirigencias locales y luego de candidatos en cada entidad, como según Muñoz Ledo ya se gastó hasta el 60% del presupuesto de la bancada de Morena, habrá que ver con que o quienes cubre Delgado Carrillo esos gastos.
San Lázaro con este contexto no parece tan mala idea lo de las rifas y tómbolas para candidatos.